El Primer Ministro inglés muere repentinamente y todos los líderes del mundo deben asistir al funeral. El súper agente del servicio secreto Gerard Butler ("Drácula") reconoce los peligros de exponer así a su Presidente Aaron Eckhart ("Yo, Frankenstein"), pero parte decidido a la aventura... Sin saber que omnipotentes terroristas con sed de venganza planean destruir todos los edificios emblemáticos de Londres y secuestrar al presidente para ejecutarlo vía streaming. Lo que sigue es un festival de orgullo patrio que le inflaría el pecho a Donald Trump, con frases para el bronce xenófobas y arranques de violencia glorificada. Como ocurría en la anterior ("Olimpo bajo fuego", 2013), hay muchos actores galardonados reaccionando a la acción desde una sala con pantallas (Morgan Freeman, Melissa Leo), explicando redundantemente lo poco y nada de historia que hay detrás de las balaceras. Y aunque hay cierto esmero en la puesta en escena (como un ataque nocturno en aparatoso plano secuencia), los lugares comunes y la incorrección política hacen de esta destrucción de Londres una experiencia altamente olvidable. James Bond jamás habría permitido esto.
"London has fallen". Reino Unido, EE.UU., Bulgaria. 99 minutos, mayores de 14.