Hete aquí el restorán más antiguo de Providencia, bajo la modalidad de "fuente de soda". Elkika data de 1945, en su primer origen, y en la forma actual, lleva 60 años campeando. Hasta hace unos años era conocido como "El Kika". Últimamente ha decidido sacar a relucir su prosapia y se ha puesto "Elkika Ilmenau", por la región alemana de la que proviene su fundador.
Estamos en estas columnas procurando resucitar el conocimiento de las pastelerías, salones de té, cafés y lugares análogos. El de las "fuentes de soda" está atrasado, pensamos, y es tiempo de ponerlo al día. Todo ello es culinaria, y puede ser de gran calidad en su género.
La cocina de "fuentes de soda" no es, propiamente, ni rápida ni "chatarra". Nada es "chatarra", o sea, malsano, a menos que Ud. decida alimentarse sólo de eso. Un hotdog (o completo, como se lo bautizó entre nosotros) no tiene nada de "chatarra" en sí mismo: es la fijación, la obsesión, la incapacidad de pensar en otra cosa alguna para comer lo que lo hace criticable. Pero Ud., Madame, puede sentirse inmune a toda crítica por venir a estas antiguas "fuentes de soda" a disfrutar de lo bueno que preparan.
Elkika ofrece sándwiches y platos. De los primeros, hemos probado uno popular, el lomito "italiano" (palta, tomate y mayonesa; $3.800): harto lomito cocido (mejor que frito), mayonesa industrial (pálida, sin sabor propiamente a tal; pero, en fin: se perdona, porque no es posible otra con estos volúmenes de venta), palta y tomate picado. Las dimensiones del producto, hecho con buen pan, son moderadas: no tanto como para comerlo a mano, que es como debiera ser; pero no son tampoco abrumadoras, como las que suelen verse en otras partes. Bueno, bueno el lomito. Y de los sándwiches más clásicos, es decir, más "alemanados", probamos el "Ilmenau" ($3.800), compuesto de leberkäse (muy rico), cebolla frita y huevo frito: bueno, y de dimensiones, nuevamente, decentes.
De los platos probamos dos. El "plato alemán" ($6.500), que trae una gorda chuleta Kassler (estupenda), una rebanada de leberkäse, una salchicha Weisswurst, papa cocida y chucrut. Abundante. Pero el chucrut fue realmente malo, de una acidez insólita. Cualquier alemán sabe que el chucrut debe ser dulcecito, no esta cosa que es como morder un limón. Hace falta urgentísima corrección en este punto, que resulta impresentable. Y el otro fue un par de salchichas Weisswurst con papas fritas ($4.900): excelentes, delicadas las salchichas. Buenas papas fritas.
Postres: una "torta de tiramisú", muy competente, y un delicioso kuchen de ricotta y frambuesa (ambos a $2.500). Obviamente no son hechos en el lugar; pero no importa, si son buenos. Excelentes precios. Buenas cervezas, atención ágil y amable, no obstante el gentío. Recomendado ir temprano, ya sea a almorzar o comer; se llena. Hernando de Aguirre 47, 2 2231 0260.