Este domingo llegó a su fin una nueva versión de la Feria del Libro de Guadalajara, el mayor encuentro internacional de este rubro en español. Quizás animado por el clima efervescente de esta gran fiesta literaria, el coordinador de su área profesional, Rubén Padilla, declaró que España había dejado de ser la reina de la industria editorial en esta lengua debido a la crisis económica y, en su reemplazo, Latinoamérica habría tomado el liderazgo. "Hoy es más fuerte lo que hacen Argentina, México, Colombia o Chile, ya sea en las sedes de los grandes grupos o en las editoriales independientes", declaró a este diario.
En efecto, entre 2008 y 2013 la industria editorial ibérica tuvo una pérdida de mercado interno de mil millones de dólares, según la Federación de Gremios de Editores de España, lo que se tradujo en una significativa caída en la publicación de nuevos títulos y en sus tiradas, así como en el cierre de editoriales y librerías. El 2014, sin embargo, trajo cifras un poco más auspiciosas: la edición de libros en papel creció un 3,7% respecto del año anterior, aunque no ocurrió lo mismo con la edición de libros electrónicos, que bajó 1,9%. Es de suponer que la industria española seguirá reactivándose, pero aun en este período de crisis se ha mantenido como el tercer país con mayor facturación en exportación de libros después de Gran Bretaña y Estados Unidos, de acuerdo al informe de la Asociación Internacional de Editores. Como zona lingüística, el español ocupa el tercer lugar -después del chino y el inglés-, con más de 400 millones de hispanohablantes en el mundo, lo que garantiza un amplio mercado internacional del libro. En el caso de España, el principal destino de sus exportaciones es América Latina, con México a la cabeza, y el 82% de las filiales de editoriales españolas se encuentra en países iberoamericanos.
Días atrás, este fue uno de los temas de debate que propuso el Festival Eñe de Madrid, al cual fueron invitados representantes de los suplementos culturales de El País de Uruguay y de "El Mercurio" de Chile, y a quienes se sumó de local la editora de cultura del diario ABC.
Más que del reinado de España o la independencia de América Latina -en materia de libros, se entiende-, el foco estuvo puesto en analizar el intercambio cultural entre ambos mundos después del lejano boom literario. Se habló entonces de asimetría: por cada 33 títulos que España exporta a esta región, solo uno de Hispanoamérica entra al país ibérico. Es cierto que América Latina ha ganado presencia y es probable que España tenga que compartir cada vez más la plaza de venta de derechos de edición y traducción, pero es una realidad todavía escasa.
Hubo consenso en ese sentido en que son los editores independientes los que están haciendo un trabajo más interesante. Frente a las promesas de internacionalización de los grandes sellos a sus autores, que muchas veces no llegan a puerto, estas pequeñas y medianas editoriales están desarrollando estrategias menos ambiciosas pero más efectivas de distribución e intercambio, tanto entre los países latinoamericanos como entre estos y España. Estrategias que muchas veces pasan por el conocimiento personal, e incluso la amistad entre pares. ¿Será este el nuevo boom latinoamericano?