En todo niño o niña existe un inmenso potencial creativo, que puede ser estimulado o frenado. Los vínculos más cercanos son quienes más moldean la personalidad, y la creatividad no es una excepción. Una persona creativa es aquella capaz de tener respuestas originales frente a las demandas del medio, y obviamente la creatividad se puede desarrollar mejor en aquellos ámbitos donde se tienen más intereses o talentos.
Los enemigos declarados de la creatividad son la rutina y la falta de originalidad. Aquellas familias en que todo está estrictamente pauteado, sin quererlo frenan significativamente la creatividad de sus hijos. La falta de espacios de libertad para pensar y hacer las cosas de una manera diferente es un obstáculo para ser creativo. Los ambientes familiares y escolares muy restrictivos, en los cuales todo lo diferente es rechazado, producen un bloqueo que impide hacer planteamientos innovadores frente a situaciones diferentes.
Muchas veces los adultos tienen una actitud de poca o ninguna valoración de las respuestas originales de los niños. Son ellos quienes saben lo que hay que hacer y cómo hacerlo, pero con escasa tolerancia frente a las diferencias, y por supuesto menos aún a los errores de los niños cuando intentan ser originales.
Los ambientes que favorecen la creatividad son aquellos en que hay innovación; por ejemplo, una casa en que se cambian los muebles, se experimentan nuevas recetas de cocina, se inventan paseos, se invitan personas distintas; es decir, una familia con apertura al cambio.
Aquellos contextos en que desde pequeños se les permite a los niños habitar espacios de fantasía, como son los cuentos, donde ellos pueden ser los protagonistas que se incorporan al desarrollo de una trama fantástica.
También favorece la creatividad contar con autonomía y dejar que los niños resuelvan algunas situaciones, aunque no lo hagan perfecto, lo cual les entrega una sensación de auto-eficacia que ayuda a que se atrevan a explorar. Raramente un niño dependiente puede llegar a ser creativo.
Un aspecto que aparece en muchas investigaciones sobre creatividad es el sentido del humor. Una situación es divertida cuando se resuelve en forma inesperada. Reírse es bueno para la salud física y mental, y además es uno de los ingredientes de la creatividad.
Conocer las biografías de personas creativas y ver el origen de sus inventos puede ser un estímulo a la creatividad. Por ejemplo, saber que quien inventó el Braille se había quedado ciego, para ver cómo la adversidad puede llegar a ser un motor en la creatividad.