Primero, las confesiones. Comencé a beber negroni porque se puso de moda. Tal como comencé a beber gin tonic, aunque en este último caso, también fue porque me harté del pisco sour y de la acidez que me daba, sobre todo si lo mezclaba con cebiche, asunto bastante habitual en mi decálogo de las mejores combinaciones entre comida y bebida.
Tanto el gin tonic como el negroni tienen su base en la ginebra, pero en mi imaginario personal, tiendo a asociar al gin tonic con el verano y al negroni con el frío. Vaya yo a saber cómo funciona mi cabeza. Quizás sea el amargo, quizás el color. El caso es que el negroni va en invierno, ojalá con lluvia.
La receta oficial dice que lleva un tercio de gin, uno de vermut y otro de Campari. La mezcla va sobre hielos bien firmes y quizás una rodaja de naranja, aunque esto último me da un poco lo mismo. Lo que sí me importa es que todo esté bien frío, que el vaso sea corto y, sobre todo, un gran tema: el dulzor.
Creo que con los vermut disponibles en el mercado, la relación 1/3, 1/3, 1/3 debiera modificarse si es que ustedes -como yo- prefieren su negroni más bien amargo. El dulce hace que uno no pueda beberse todo el trago. Me pasa lo mismo con todas las bebidas, también con el vino. Creo que la última vez que abrí un vino dulce fue para usarlo -como ingrediente- en un postre.
He llegado a experimentar con apenas unas gotas de vermut. Pero no funciona. O sí, pero no es lo mismo, se pierde la textura que da el vermut (la única razón, imagino, por la que va en el cóctel) y el negroni queda demasiado ligero. Cuando lo pido en una barra, subrayo el hecho de que me gusta seco, que el vermut vaya en dosis controladas. A veces me resulta. La mayoría de las veces no tanto.
Claro que he probado negronis perfectos sin tener que dar muchas indicaciones. Hace un tiempo, en el Bar with no name de Londres, un lugar muy recomendable -aunque caro-, el barman me miró como si algo me hubiera picado cuando le dije que quería mi negroni seco. Luego me mandó a callar y lo que me sirvió fue perfecto. Y otro más, en el Valle de Uco, hace un par de semanas. El barman de Casa Uco ahúma la mezcla de los tres ingredientes, la deja reposar por algunos días y luego la vierte sobre hielos firmes como rocas. Encantadoramente seco, amargo como los malos pensamientos: tal como el negroni tiene que ser.
Otros tragos con CampariEn el bar Liguria preparan el cóctel Campari a la italiana, que combina Campari con naranja, agua mineral y hielo. Manuel Montt 1373.
En Osaka tienen un cóctel llamado Suspiro Milanés, que combina Campari, aguaymanto, pomelo rosado y miel de piña. Hotel W, Isidora Goyenechea 3000.
En el restaurante La Percanta y en el bar Polluelo Amarillo se pueden probar buenas versiones del Campari Naranja (licor más jugo natural de esta fruta), para matizar el amargor.