El objetivo de Wikén ha sido, a lo largo de los años, ser una ventana para mostrarles lo que sucede en el vino chileno, una especie de catalejo para acercarlos a lo que está pasando. Y en los últimos tiempos, lo que ha pasado ha sido mucho.
Un resumen de esos cambios es lo que haremos este 7 de abril en una nueva Charla de Revistas en El Mercurio. Claro que en vez de "charla" va a ser una cata-resumen de los nuevos sabores que vienen de cepas rescatadas, de lugares hasta ahora vírgenes para el vino o la revalorización de zonas y estilos. Una revolución que intentaremos resumir en siete vinos, cada uno representando parte de esta transformación. Esto es lo que probaremos.
*Otro nivel de pipeño
Maitía, AupaDe pipeño venimos hablando en Wikén hace ya años, gracias a los primeros experimentos del francés Louis Antoine Luyt y también su conexión con la cepa país, otro gran tema. Poco a poco, la palabra pipeño comienza a perder el carácter negativo o, mejor, peyorativo que tenía, para instalarse como un verdadero estilo en la escena local. Y entre los más populares está el proyecto Aupa de la viña Maitía, la botella de litro y medio de pipeño que se toma con una facilidad preocupante. Un vino delicioso que lleva al pipeño a otro nivel.
* Un vino en altura
Tabalí, Roca Madre MalbecUno de los caminos más alucinantes que ha tomado el vino chileno en los últimos años ha sido el de explorar el territorio propio, llegando a lugares completamente impensados como, por ejemplo, la Cordillera de Los Andes, en Limarí. En ese lugar, la viña Tabalí ha plantado un viñedo a 1.800 metros de altura. Y este año aparece la primera cosecha. Se trata de un malbec bautizado como Roca Madre. El vino en sí es delicioso, pero tan potente como sus sabores es la idea del descubrimiento de una nueva área y de haber comprobado que sí se pueden producir vinos allí, en esas condiciones totalmente inusuales.
* La revalorización de la cepa país
Concha y Toro, Marqués de Casa Concha PaísPor lejos el más importante de los rescates en la historia reciente del vino chileno, la revalorización de la cepa país no solo se trata de darle un nuevo aire a una uva que hace vinos riquísimos, sino que también es el rescate de toda una cultura, de toda una tradición arraigada en el campo chileno y que se había perdido casi por completo. El país es de las historias que el vino chileno necesita para ser tomado más en serio en el mundo del vino. Y por fin los productores se están dando cuenta, partiendo por la gigante Concha y Toro, que ha dado un paso importante al incluir en su exitosa línea Marqués de Casa Concha un país (con algo de cinsault, otra cepa rescatada) y lanzarlo al mundo. Quién lo diría...
* El regreso del semillón
.Bouchon Las Mercedes SemillónAunque algo más incipiente que el rescate del país, la revalorización del semillón es algo que ya se siente en el ambiente. Una cepa que, como lo dijimos la semana pasada en Wikén, fue la gran uva blanca antes de que se comenzara a poner el foco en el chardonnay y en el sauvignon blanc. Cuando los computadores, los sistemas de frío, la tecnología en la fermentación aún no llegaban a nuestras costas, el semillón brillaba. Rescatar ese legado es lo que se proponen, entre otros, la viña J. Bouchon con un brillante ejemplo de semillón del Maule, uno de los buenos estrenos de este año.
*Espumantes con grandes ambiciones
Bodegas Re Renoir y Viña Morandé NatureLa categoría de espumantes ha crecido mucho en volumen en los últimos cinco años. Es una moda y, como tal, muchos se han subido a este carro, ampliando considerablemente la oferta. Pero este estilo es difícil y muy pocos han logrado hacer espumantes que, más allá de servir para el aperitivo, tengan ambiciones de gran vino. Dos de esos vinos son Renoir y Morandé Nature, ambos producidos por el enólogo Pablo Morandé. Estos dos ejemplos resumen lo mejor de los espumantes nacionales, aunque en estilos completamente distintos.
* Una nueva mirada del valle de Curicó
J. A. Jofré, Vinos Fríos del AñoOtra de las marcas registradas de la evolución del vino chileno ha sido la reinterpretación de lugares que hasta ahora nos ofrecían un estilo determinado de vinos. El valle de Curicó, amplio y variado en terruños, es mostrado por el enólogo Alejandro Jofré como un lugar en donde hacer vinos frescos, ligeros y suaves también es posible. Su Vinos Fríos del Año tinto es el mejor ejemplo de una mirada hasta ahora inédita para tan tradicional valle de Chile.
Cata
"Nuevos sabores del vino chileno"7 de abril a las 19 horas en Casa Club Santa María. $8.000 Socios Club de Lectores El Mercurio y $12.000 público general. Inscripciones al teléfono 27536363.