En esta película abundan los precipicios, alturas y vacíos.
Los protagonistas surcan el techo de la ciudad atados a un cable, se lanzan por el hueco oscuro de una construcción o desde un vagón de metro brincan hacia los techos. Y trepan por las azoteas y por la cumbre de una gigantesca rueda metálica.
"Divergente" funciona como carrera de obstáculos para adolescentes y eso explica que la película subraye las pruebas de fuerza, valor y conocimiento, que es donde se pulen las armas de la competencia.
La saga "Los juegos del hambre" y ahora la de "Divergente", y las adaptaciones de "Insurgent" y "Allegiant", para 2015 y 2016, se levantan sobre mundos que mezclan juego con guerra, lo virtual con lo real, las redes sociales con la sociedad y los sueños con el verdadero dolor.
Un universo y un modelo de negocio de nicho adolescente, donde los escenarios son la fantasía y la ciencia ficción; es decir, un territorio de jóvenes que buscan su identidad y apenas vislumbran su futuro.
En Chicago y después de una guerra devastadora, la sociedad se divide en cinco facciones y los ciudadanos se han integrado a esos grupos según su rasgo dominante: los generosos pertenecen a Abnegación, en Verdad se agrupan los sinceros, a Cordialidad llegaron los pacíficos, los inteligentes formaron Erudición y los valientes son los de Osadía.
Y los que no eligen bando, quedan en un estado de paria y fuera del sistema.
Los jóvenes, a los 16 años, deben escoger facción, seguir en la de sus padres o bien otra distinta, pero eso significa abandonar para siempre el hogar, la protección y los cuidados.
Tris (Shailene Woodley), la protagonista de la trilogía, está en un pórtico que tolera innumerables lecturas, porque no está en su naturaleza una elección tan temprana, no es de aquí ni de allá y ni de una facción ni de otra. Esa es su divergencia, por eso es diferente, y eso le otorga calidad de heroína, pero está obligada a tomar decisiones que implican vocación, profesión y barrio, que también se puede traducir como elección de amistades, novio y hasta de tatuaje.
Tris amplifica la angustia de un adolescente cuando debe elegir, y la película es un parrón de lugares comunes con racimos que se caen de maduros: conocerse a sí mismo, superarse a sí mismo, aprender a controlar los miedos y encontrar el primer amor, como añadidura. Y se nutre de un hecho del proceso educativo: en la adolescencia la competencia se hace orgánica y funcional, cobra sentido y profundidad, adquiere relato y perspectiva.
"Divergente", entonces, es un acopio de pruebas que miden físico, intelecto y personalidad, sicología, inteligencia emocional, coraje y fuerza bruta.
En otras palabras: la vida es una dura competencia desde muy temprano, y cada vez desde más temprano.
La película no es de terror, pero podría serlo.
"Divergent". EE.UU., 2014. Director: Neil Burger. Con: Shailene Woodley, Theo James, Kate Winslet. 138 min. T.E. +7.