Ante tanta marca y tanta indicación en las etiquetas, es normal que todos nos perdamos un poco. Qué es lo bueno, qué vale la pena. Uno se para enfrente de la estantería y lo que ve son cientos de etiquetas. Y sí, es bueno probar, pero probar partiendo por dónde...
Una forma de aproximarse puede ser con la mezcla de tipo de uva asociado a un origen. Por ejemplo, los mejores cabernet de Chile es probable que estén en el Maipo, pero lo que sí es seguro es que la mayor cantidad de buenos ejemplos se encuentra en ese lugar, lo que implica que uno puede ver esa asociación en la etiqueta e ir más o menos a la segura.
Otra de las sociedades cepa-origen que se caracteriza por su consistencia es la dupla sauvignon blanc-Casablanca. En grandes años como 2010, por ejemplo, fue muy raro ver sauvignon malos de ese valle costero. Claro que eso no tiene gracia. La gracia está en comprobar que, incluso en años más complicados como lo fue este 2013, Casablanca sigue demostrando que la relación cepa-origen con ellos funciona.
Hace pocos días, la Asociación de empresarios vitivinícolas del Valle de Casablanca organizó una degustación para probar sus sauvignon 2013. El lugar escogido fue el Muelle Barón, en Valparaíso, convertido en una amplia terraza toda de blanco, en donde algunas de las viñas mostraron sus vinos. Ideal para tomarle el pulso a la cosecha.
¿Buena cosecha? Si yo fuera productor de uvas en el valle, tal vez diría que sí. De acuerdo a Rodrigo Soto, enólogo de Veramonte, el 2013 tuvo dos aspectos centrales. El primero "las lluvias de primavera aumentaron el tamaño de las uvas, lo que se tradujo en un alza de los rendimientos", dice Soto. En términos concretos, cuando se habla de "aumento de rendimientos" es probable que lo que signifique es que los vinos no van a ser tan concentrados, de tanto cuerpo.
"A eso se le agregó -continúa Soto- un factor bastante poco común en nuestros días de calentamiento global: una temporada en extremo fría". Si le sumamos altos rendimientos, el problema que se nos viene es que la parra tarda más en poder madurar todas esas uvas. Y sauvignon no maduro, normalmente huele y sabe a pasto.
En zonas más cálidas como en donde se encuentra Veramonte, la madurez no supuso mayores problemas. Y hasta todo lo contrario. Los sauvignon de esta viña parecen más frescos y crujientes que nunca. Pero en zonas más extremas, puede que haya habido problemas.
Adolfo Hurtado es el enólogo de Cono Sur y ellos compran uva del viñedo El Centinela, uno de los más cercanos al mar en Casablanca. Hurtado reconoce que no se trata de un año de gran concentración, pero ve el vaso medio lleno: "Se trata de una cosecha de aromas frescos, de vinos muy expresivos, rico frescor y acidez y alcoholes bastante más bajos, yo diría que un medio grado menos en comparación a la cosecha 2012, que fue muy cálida", dice Hurtado.
Tras haber probado y probado los blancos del Muelle Barón y también una buena y generosa muestra de otros sauvignon casablanquinos para la guía "Descorchados", estoy de acuerdo con esta idea de la cosecha 2013. No tiene mucho cuerpo, pero sí muy buena acidez. Es de los años típicos en los que los vinos más ambiciosos (y caros) brillan en equilibrio y se ganan todos los aplausos por su frescor y viveza, mientras que los más baratos sufren de extrema delgadez y gusto a pasto.
Sin embargo, y conectando todo esto con la idea de asociar uva y origen, nuevamente se puede decir que Casablanca sale bien parado de una cosecha para nada ideal. Sauvignon estupendos para el aperitivo o, sencillamente, para abrir bien helados junto a la piscina, una tarde de domingo en vacaciones.