MEJOR ENÓLOGO SENIOR
Aurelio Montes: Pionero de su generación
La generación del enólogo Aurelio Montes será recordada como la responsable de poner los vinos chilenos en el exterior, de hacer que el vino de nuestro país fuera reconocido a gran escala en los principales mercados del mundo. De cierta forma, fue la que convirtió al vino chileno en una industria, tal y como la conocemos hoy.
La Viña Montes, de la que Aurelio Montes es socio y enólogo, nació hacia fines de los años 80, como una de las primeras viñas llamadas por entonces "boutiques", es decir, pequeñas empresas de bajas producciones y cuyo mercado era principalmente el extranjero. Los tiempos, por cierto, cambiarían y hoy Montes no podría ser considerada una viña pequeña, ni menos boutique, sino que más bien una de las líderes de esta "industria", la misma que ellos ayudaron a cimentar.
Aurelio Montes tiene mucho que ver en el éxito de Viña Montes. Personajes tan carismáticos como él no abundan en la industria del vino. Montes fue, de hecho, el primer enólogo que de verdad comenzó a vender sus propios vinos, pero no en el sentido purista de la venta como transacción, sino que más bien de la venta como el arte del convencimiento. Hoy los enólogos chilenos viajan por el mundo como pieza clave en el engranaje comercial de las viñas. Antes de Aurelio Montes, el enólogo -más que la cara del vino- era un personaje que deambulaba en la bodega y rara vez salía de allí.
Esta faceta de "vendedor" se lleva muy bien con su lado técnico. Montes no solo elabora vinos en Chile, sino que además ha cruzado la cordillera a Mendoza y también ha llegado hasta California y Burdeos con vinos de su autoría. Esa experiencia y también esos viajes lo tienen ahora -además de haciendo muchos vinos- como vicepresidente de Wines of Chile, la entidad que promociona los vinos chilenos en el exterior. Su tarea allí es mostrar lo que está sucediendo con el vino nacional hoy. Un buen puesto para Montes.
MEJOR ENÓLOGO JOVENFelipe Müller: El intérpreteAunque ambos están en el valle del Río Limarí, la verdad es que son dos escenarios casi opuestos los que tiene la Viña Tabalí. Por un lado, Río Hurtado, a unos 1.800 metros de altura, casi tocando las cumbres de Los Andes, un lugar despoblado, frío, virgen. Por el otro, las suaves laderas de tierras blancas del viñedo Talinay, hacia la costa, bañada por las brisas en un lugar de una belleza tan espectacular como la de Río Hurtado, pero en otra clave, con otros aromas.
Mientras en Río Hurtado los viñedos apenas dan sus primeras uvas y todo se encuentra en un nivel completamente experimental (aunque esas primeras uvas han dado vinos deliciosos), en Talinay ya es un hecho que lo que de allí ha salido se ubica entre lo más expectante que ha producido el vino chileno en esta década. Los sauvignon de Talinay, pero también sus pinot y chardonnay, son vinos que sencillamente hay que probar, grandes interpretaciones de un lugar privilegiado.
Interpretar, claro, no es nada fácil. Y en eso de la interpretación es precisamente en donde el enólogo Felipe Müller se ha destacado. Los vinos de Tabalí, en especial los de Talinay y esos embriones de Río Hurtado, si algo tienen es pureza, huelen y saben a las uvas con las que fueron hechos, pero además a las notas propias del lugar donde nacieron. ¿En castellano? El sauvignon Talinay es un sauvignon delicioso, pero también un blanco que no se parece a ningún otro de Chile.
Esa cualidad de Müller define su trabajo enológico, una profesión que fue tallándose por muchos viajes y pasantías, como también con los casi seis años que trabajó junto a Marcelo Retamal en la viña De Martino. De ahí, en 2007, partió al norte a una experiencia completamente distinta, buscando su propio camino. Y lo ha encontrado. Hoy, más que nunca, los vinos de Tabalí se encuentran entre lo mejor que produce nuestro país. Y en parte es culpa del intérprete Müller.