Probar casi mil quinientos vinos puede sonar a una brutalidad. Y de cierta manera lo es, sobre todo si pienso que cuando partí con el “Descorchados”, en la primavera de 1999, las muestras apenas alcanzaban a las cuatrocientas. Eran, por cierto, otros tiempos para el vino chileno y también para esta guía, aunque el espíritu sigue siendo el mismo: entregarles una herramienta para que se enteren de lo que sucede en la escena de vinos chilena, para que le echen un vistazo a las novedades que ofrece y para que vean si los vinos que me gustan a mí, también les gustan a ustedes.
La versión 2014 de “Descorchados” tiene muchas cosas que contar. De partida que es ya un hecho que el sur, más allá del Maule, está siendo una de las fuentes más importantes de vinos hoy, y no porque sean especialmente buenos, (que lo son) sino porque ofrecen sabores distintos en un lugar en donde el clima, la topografía y el suelo son diferentes a lo que usualmente se conoce como área vitivinícola en Chile. Hay que mirar los vinos del sur, gente como Cacique Maravilla, Rogue Vine, Coteaux de Trumao o Zaranda, junto a otros nombres más conocidos que vinifican uvas de allí como De Martino, William Fèvre o Aquitania. De hecho, recién vuelvo de una nueva viña que Casa Silva tiene en el Lago Ranco. La primera cosecha (ya en el mercado) de sauvignon y pinot noir va a dar de qué hablar.
También es ya una confirmación que la cosecha 2010 y 2011 son justo lo que necesitaba el vino chileno para apoyar ese discurso de que los vinos deben ser frescos y jugosos. En esas dos cosechas frías (al menos para los estándares chilenos) la acidez y el frescor son lo que brilla en tintos y en blancos. Y es ahora cuando hay que probarlas porque es su juventud la que mejor delata esas características. No recuerdo haber probado otra cosecha tan refrescante como la 2011. Grandes vinos, de todos los colores, han nacido de ella.
Otra de las noticias de este año es que, bueno, ya lo saben: el espumante está en alza. Lo que quizás no sepan es que, a pesar de que todos lo producen o quieren producir, no todos consiguen cosas importantes. Este año en el “Descorchados” se ha visto que lentamente hay viñas que empiezan a tomarse en serio el estilo, más allá de solo querer conquistar a señoritas y señoras preocupadas de la ingesta calórica. La Viña Morandé con su Brut Nature, Tamaya con su T Nature y Casa Silva con Fervor son las tres que, por ahora, son los nuevos y muy aventajados actores en esto de las burbujas.
Y, para terminar, si no se han enterado, vayan enterándose: el pipeño está con todo. De la mano de Maitía, Tipaume, el cacique Maravilla y Louis Antoine Luyt, hoy los pipeños que se pueden beber están exquisitos. De hecho, el vino revelación de este año en el “Descorchados” es Aupa de Maitía, un pipeño de tomo y lomo. Yo, al menos, me lo he bebido como si fuera jugo de cerezas. Y estoy empezando a preocuparme de lo fácil que se me van las botellas.
Estos son algunos de los ganadores de este año.
“Descorchados 2014” a la venta en librerías a $11.990. El mejor tinto
ErrázurizThe Red Blend 2011. AconcaguaCon un 55% de garnacha de viñedos plantados en Ocoa en 2000, esta es la versión más fresca que recuerde de The Blend. Por primera vez no se ha criado en barricas nuevas y a eso se le suma un año frío y un 10% de Syrah de la zona costera de Aconcagua. Pura fruta roja con el plus de que este vino se hace con algunas de las mejores uvas de Errázuriz, pero se elabora respetando el carácter de esas uvas, sin enmascararlo con sobremadurez o madera. Una delicia de profundidad y tensión. Un vino que debiera marcar el nuevo camino de esta bodega.
El mejor blanco
De MartinoViejas Tinajas Moscatel 2012Con 9 meses de contacto con piel en tinajas de greda de casi cien años (5 tinajas que hicieron 3 mil litros), este es un blanco completamente atípico en Sudamérica. Es color naranja (por el contacto con las pieles) y con un aroma también a naranjas que no se puede creer. Es astringente, pero para los estándares de la variedad es un vino suave, elegante y firme. Delicioso ahora, crecerá con los años. Para los amantes de los tintos, que a veces pecan con blancos, este es perfecto.
Tinto Revelación del Año
Aupa Pipeño, de MaitíaEl “pipeño” es un apelativo que en estos tiempos modernos tiene connotaciones negativas en Chile. Es el vino del campo, el que sale de las pipas de madera (pequeños fudres) para animar las celebraciones de los campesinos y generalmente se hace de país, artesanalmente. No es el vino sofisticado hecho con uvas francesas y alardes tecnológicos, pero eso a nadie debiera importarle, y menos cuando se prueba esta delicia, un jugo de cerezas fresco, suave, vibrante, que hace pedir una copa y otra más. Un “vino de sed” de eso que hacen falta en la escena latinoamericana. Y un pequeño detalle: Su autor, el francés David Marcel, lo vende en formato de litro y medio. Y aun así, se hace poco.
Bodega Revelación del Año
Cacique MaravillaManuel Moraga tiene bajo su responsabilidad un viejísimo viñedo, plantado hace 250 años con cepa país en la zona de Yumbel, en el sur profundo de la viticultura chilena. Y con él produce vinos de una sencillez y frutalidad que rara vez se encuentran en el Nuevo Mundo. Aunque suene a lugar común, se sienten “vinos honestos”, solo enfocados en extraer los aromas a frutas de sus uvas, el frescor de un lugar que parece haber sido abandonado por el tiempo, pero que ahora emerge con fuerza en medio de toda la modernidad enológica que nos rodea. Moraga, mientras tanto, hace vinos sin grandes artefactos ni técnicas, solo con la sabiduría heredada de su familia. Y todo lo que hace vale la pena.