Juan Pablo Michelini, un enólogo argentino a cargo de la bodega Zorzal, ha tomado el camino difícil. Mientras muchos de sus colegas en Mendoza se afanan en lograr malbec hiperconcentrados, sacándole músculos a una cepa que es suave y frutal, Michelini ha optado por un camino distinto.
Con algunos de los mejores malbec que puede conseguir en las zonas más altas del Valle de Uco, por sobre los 1.400 metros de altura, él ha optado por dejar que el malbec se muestre libremente, sin madera, sin ponerle esteroides para lograr grandes puntajes, solo criándolo en una suerte de huevos de cemento por unos meses y así, puro, lanzarlo al mercado.
El resultado es un vino de un cuerpo ligero y suave, para beberlo por litros. El tinto en cuestión se llama Eggo y es un nuevo paso en la investigación que han hecho con esta cepa, una uva tinta que da vinos adorables, jugosos, cremosos; tintos que van bien con el asado, pero también con las prietas, empanadas de carne y mollejas y con todo lo que venga de la parrilla. Y con lo que no, también.
Argentina ha tomado en serio al malbec. Lo ha mostrado como bandera de su enología en el mundo. Y le ha ido muy bien. Sin embargo, en otros partes del Nuevo Mundo del vino también se produce malbec. En Chile, por ejemplo.
Actualmente, en el país hay unas 1.800 hectáreas de malbec, una cifra bastante lejana de las más de 33 mil que hay en Argentina, pero que habla del interés que existe por el malbec en Chile, como un ingrediente más del abanico que cepas que Chile puede ofrecer. No son tantos, pero los hay.
Un clásico de Colchagua Si hay una viña en Chile que se ha destacado por el malbec ha sido Viu Manent, en el Valle de Colchagua. Ellos tienen un buen catálogo dedicado en parte a esta cepa. De hecho su vino top, el Viu 1, es hecho con malbec. Y también es caro. Ustedes, sin embargo, no tienen que gastar tanto para probarle la mano a los malbec de Viu. Basta con gastar, por ejemplo, $3.990 para probar su versión Reserva. Ahora, si quieren algo más complejo, puede intentar con Secreto, el malbec que Viu Manent obtiene del viñedo El Olivar, en la zona de Peralillo, en Colchagua. La versión 2011 es deliciosa en su expresión frutal, golosa y viva. La cosecha 2012, pronta a salir, es aún mejor. Llena la boca.
Un malbec de Terruño La viña Pérez Cruz se ubica en la zona de Huelquén, en el Alto Maipo. Y todos sus vinos tienen una personalidad bien especial, muy ligada a lo que se conoce como tintos andinos, fuertemente influidos por los Andes. Esto significa que cada tinto que hacen huele a hierbas, a frutas negras, a menta. Y en especial su Cot (sinónimo de malbec) que no tiene nada que ver con cualquier malbec que se haga en el mundo. Aquí nuevamente las notas herbales se toman la palabra en un vino que en años fríos como 2010 o 2011 es de un frescor delicioso.
Un vino para las prietas En el Valle de Colchagua no todo el malbec viene de Viu Manent. Hay tres otros ejemplos de la cepa que ustedes debieran tener en cuenta. El primero es Ecos de Rulo 2012 de Bisquertt, un vino que viene de la zona de Marchigüe, hacia el oeste de Colchagua. Un vino rico en frutas rojas y también con un cuerpo importante. Jugosa dicotomía entre mucho cuerpo y mucha fruta, lo que en buen castellano significa que es ideal para el lomo vetado. También en Marchigüe, la viña Polkura ha hecho uno de sus mejores malbec en 2011. Gracias a esta cosecha fría, este tinto tiene una columna vertebral de acidez que da gusto. Pero, tal como el Ecos de Rulo, aquí también hay mucho cuerpo y mucha fruta. Ya lo saben, para el asado. La trilogía de malbec colchagüinos se completa con la viña Calcu y su cosecha 2011. Mucho ojo con esta viña y con el estilo de sus tintos que son nerviosos y frescos, puro jugo de frutas rico en acidez y tenso en texturas (vinos para prietas, en el fondo). Este malbec parece chisporrotear en la lengua con su frescor.
Una delicia que viene del mar No hay muchos malbec en el mundo que vengan de zonas cercanas al mar. Uno de ellos es el malbec de Loma Larga, que viene del camino al Tranque Lo Ovalle, en Casablanca. En esta zona la cepa adquiere un tono distinto, acentuando la acidez (que genéticamente tiene) y poniendo foco en los sabores a frutas rojas. No hay gran cuerpo, pero sí mucho frescor. Si quieren saber de lo que hablo, echen un vistazo al Loma Larga Malbec 2010, una delicia.
Desde el soleado maule En la zona de Pencahue, en el Valle del Maule, hace mucho calor, pero eso no parece importarle demasiado al malbec, sobre todo si tomamos como ejemplo la nueva cosecha de 1865 (año 2011) que la viña san Pedro está pronta a sacar al mercado. Un vino jugoso como pocos, rico en sabores especiados y con el tremendo cuerpo para aguantar hasta el más enorme de los costillares. O bien arrollado, como lo prefieran. Y si piensan en arrollado, no se pueden perder la nueva cosecha de De Martino Single Vineyard Limávida. De un viñedo viejísimo que está camino a la costa de Curicó, este es un tinto delicioso en sabores rojos, especiados y, tal como el 1865, hay cuerpo, jugosidad y acidez como para acompañar con mucho más que dignidad a cualquier cosa que salga de la parrilla.