Santiago de Chile.   Mar 07-05-2024
14:34

El día en que Carl Lewis supo que su madre marcó un récord en el Estadio Nacional: “¡Dios mío, es ella corriendo aquí!”

“Es como un descubrimiento”, exclama el mejor deportista del siglo XX mirando las fotos en sepia de Evelyn Lawler y la crónica de la revista Estadio de 1951. Entrevista imperdible con quien fuera el hombre más rápido del planeta. “Yo no era una máquina perfecta, yo busqué la perfección”, dice. Y sigue: “Hice mis mejores marcas siendo vegano”, cuenta con soltura. “Y siempre tuve nervio antes de correr”. Habla de Owens, Johnson, Bolt, el doping y su propio episodio con efedrina. Una leyenda pasó por Chile.
Antonio Valencia03 de noviembre, 2023
Miércoles 1 de noviembre. Cinco y media de la tarde. Bajo la vieja marquesina del Estadio Nacional, Carl Lewis, el “Hijo del viento”, está instalado en el palco VIP. Viste una chaqueta de buzo burdeo, parka sin mangas y jockey. Un aro en la oreja izquierda suelta su brillo. Es el día miércoles, el último de su breve paso por Chile, en que debe entregar medallas a los victoriosos atletas de Santiago 2023.

Luce entusiasmado, tanto como el día que, a fines de la semana pasada, llegó al hotel y subió un video en sus redes sociales: “Mi madre estuvo en los primeros Panamericanos de la historia, así que estoy muy emocionado”, decía en Instagram, dando la primera pista sobre su progenitora que llevaría a un sorprendente hallazgo.

A minutos de la ceremonia de premiación, y rápido como el viento, Frederick Carlton Lewis, el nacido en Alabama hace 62 años, accede a una nota.

—Su madre, Evelyn Lawler, compitió en los Panamericanos de Buenos Aires 1951, ¿qué le contó?

“Pasa algo muy interesante con mi madre, ella no hablaba mucho de su carrera. Sí dijo que fue un evento increíble y que estaba muy nerviosa, porque además fue la primera vez que anduvo en avión. También contó que en los Juegos estaban Juan y Eva Perón”.

—¿Y usted sabía que su madre compitió aquí en Chile también?

“¡¿Aquí?!”.

—Sí, aquí, en este mismo estadio, el Estadio Nacional, y también en 1951.

“No, no sé nada de eso, nunca nos dijo. ¿Fue antes o después de Argentina?”.

—Inmediatamente después. Mire, le muestro las pruebas.

La pantalla del computador despliega las páginas en PDF de la revista Estadio de abril de 1951, dedicadas al fabuloso encuentro atlético internacional celebrado en Santiago, un torneo por invitación organizado por la Federación de Atletismo de Chile, con el equipo norteamericano como foco estelar.

“Otra marca de calidad extra fue cumplida por Evelyn Lawler, que en los 80 metros vallas hizo 11.3, una décima de segundo más que el tiempo de Blankers-Koen en Londres. La actuación de la norteamericana fue notable. En trece pruebas hubo performances netamente superiores a las de los Juegos Panamericanos”, dice el texto de la revista Estadio que acompaña esta foto de la atleta que, 10 años más tarde, dio a luz a Carl Lewis.

Carl Lewis se acerca al monitor, mira las fotos en color sepia y exclama:

“¡Oh, my God! ¡¡¡Sí, es ella allí corriendo!!! ¡Guau! ¡Mira eso!”

Carl Lewis observa luego en silencio. Mira a su madre, la atleta que le inculcó, junto a su padre, un jugador de polo americano, el deporte como estilo de vida.

—Su mamá estableció un récord aquí, en esta pista, en los 80 metros vallas: marcó 11.3 segundos.

“¡¡¡Guau!!! ¡¿Me puedes enviar el link de esto?! Esto es, es algo que... es como un descubrimiento… ver esto, que ella estaba aquí marcando un récord en el sur. Ella no lo hizo muy bien en los Panamericanos de Argentina en las primeras carreras (fue sexta), estaba nerviosa, pero aquí, ¡aquí ella estuvo increíble! ¡Oh, bien! ¡Muy bien, muy bien!”.

En Ñuñoa, Evelyn Lawler no solo ganó los 80 metros vallas con nueva marca para el Hemisferio Occidental. Fue segunda en los 100 metros, cuarta en salto alto —perdió ante Lucy López, la chilena que portó la antorcha en la inauguración de los Juegos de Santiago 2023— y corrió también en los relevos.

La crónica de la revista Estadio dijo: “Tenemos a las mejores vallistas de Sudamérica, pero el domingo vimos a Evelyn Lawler correr de una forma que será difícil superar. Su pasada de valla tiene la acción de un relámpago y estableciera una performance de jerarquía mundial, a una décima del récord olímpico establecido en Londres (1948)”.

“Todo eso fue aquí, ¡Dios mío, qué gracia! Esto es increíble. Muy emotivo. Bueno, ilustra lo que era ella: nunca hablaba de sí misma. Siempre hablaba de... sabes, ella ayudó a tantas niñas”, dice sobre su madre, quien murió en enero pasado.

“Es un año especial. Ella tenía demencia, así que estuvo enferma por un tiempo. Es por eso que los Juegos Panamericanos ha sido tan especiales para mí, y ahora descubriendo esto... Cuando tenía 17 años fui a mis primeros Juegos Panamericanos (bronce en San José 1979). Luego, al año siguiente, entré al equipo olímpico junior y fui a mi primer campeonato con el US Team, en Panamá”.

“Mis padres fueron extremadamente importantes, todo lo que hicieron, lo hicieron como familia. Los dos después fueron entrenadores. Ambos fueron extremadamente influyentes, no solo para mí, sino que también para tantos otros niños”.

—¿Cuándo notó que era un buen atleta?

“Algo tarde, creo. Cuando tenía 16 años andaba bien en mi área, cuando tenía 17 empecé a competir en carreras nacionales y ya con 18 años estaba a nivel mundial”.

—Era bueno en todos los deportes, si hasta lo eligieron los Dallas Cowboys del fútbol americano y los Chicago Bulls, ¿no?

“Pero nunca jugué, jaja, pensaron que era Bob Hayes. ¿Recuerdas a Bob Hayes? El jugador de fútbol americano que fue campeón olímpico 1964 en atletismo? Já, pensaron que era él, pero nunca jugué fútbol”.

El “Hijo del viento” coleccionó triunfos y títulos asombrosos. Fue el hombre más rápido del planeta. Se colgó nueve oros olímpicos (cuatro en Los Ángeles 1984, igualando la marca de Jesse Owens que estaba vigente desde Berlín 1936, dos en Seúl 88, dos en Barcelona 92, una en Atlanta 96) y 8 títulos mundiales entre 1983 y 1991. Una leyenda absoluta. Fue elegido el deportista del Siglo XX.

—¿Era usted una máquina perfecta?

“No, no realmente. Yo busqué la perfección, pero un ser humano nunca puede ser perfecto. Nadie puede ser perfecto. Me esforcé por la perfección. Tengo muchas ventajas físicas, sí, soy alto, largas piernas, el largo del fémur… tengo muchas ventajas, pero nadie es perfecto”.

—¿Cuál es la importancia del nervio, de la presión antes de una carrera?

“Uno siempre está nervioso, yo siempre estaba nervioso, pero estaba preparado. Esa es la clave, estar preparado. La manera más fácil de describirlo es que si tuvieras una prueba (en el colegio) el sábado, y si realmente estudiabas, ya entrabas a ese test diciendo voy a obtener una A (N. de la R.: Nota máxima). No estás seguro, pero estás confiado. Y si no estudias, dices, ‘bueno espero que obtenga un A’. Esa es la diferencia, la preparación. Te vas mejorando en el atletismo y en la práctica. Entonces practicas y practicas duro, luego ejecutas”.

—Usted se hizo vegano, ¿y desde entonces logró sus mejores marcas?

“Sí, cambié mi dieta. Me convertí en vegano porque estaba tratando de ser el mejor que podía ser mediante la dieta, el descanso, la performance, lo que sea…”.

La conversación se interrumpe de improviso. “¡Oh!, tengo que ir a entregar el premio a los atletas, pero volveré”, promete.

Lewis baja al podio y entrega las medallas. En el camino de vuelta lo toma don Francisco en un pasillo, le entregan un peluche de la Teletón.

“¡Los Panamericanos han sido geniales! Sí, me gustaría que el clima fuera un poco mejor para el público, muy buen público bajo la lluvia. Santiago me ha sorprendido, no sabía que era una ciudad tan grande”.

—¿En serio?

“Quiero decir, yo sabía que era grande, pero me di cuenta de que era como dos veces el tamaño de Houston”.

Lewis, en su paso por Chile, fue de paseo a una viña del Valle de Aconcagua y a un restorán en Los Andes.

—Hablaba de la dieta vegana y sus resultados.

“Lo que pasó fue que cuando tenía 28 años me di cuenta que tenía que hacer algo porque mi dieta no era buena, no era saludable. Investigué y vi que la dieta en base a vegetales era la mejor para mí en ese momento. Así que la cambié a fines de 1989, y mi mejor actividad, mi mejor rendimiento deportivo fue en 1991, cuando tenía 30 años, así que definitivamente atribuí algo de eso al cambio de mi alimentación”.

Mundial de Tokio 1991, el año de sus mejores registros siendo vegano. En la fotografía, el instante en que Carl Lewis, el rematador de la posta 4x100 y plusmarquista del hectómetro, cruza primero la meta, estableciendo récord en la prueba.

—Nada de carne, huevos ni leche.

“Claro, pero hay otras maneras de obtener proteínas, de muchos vegetales frescos en jugo. Lo bueno es que pude comer mucho más comida, porque antes estaba comiendo proteína, no estaba comiendo tanto, y esto me permitió comer más, así que fue mucho mejor para mí”.

—Volvamos a su estilo para correr. ¿Después del nervio, qué? ¿Había un momento en que se relajaba?

“Cuando estás corriendo relajado estás permitiendo que el cuerpo se mueva. Todo esto está basado en la ciencia, en la ciencia de correr, en la biomecánica y el movimiento: si estás haciendo las cosas correctamente, entonces tu cuerpo está haciendo lo más fácil posible, de modo que puedes estar más relajado. La gente puede debatir, pero hay una sola forma de que el cuerpo se mueva correctamente. Todo lo demás es una variación. El cuerpo fue diseñado como una rueda. No puedes reinventar un círculo. Y se va a mover lo más eficiente posible, tu objetivo es intentar correr lo más cerca posible del modelo perfecto. Y eso es lo que hicimos”.

—¿Qué significó Jesse Owens para usted?

“Fue una gran influencia, lo escuché hablar cuando era joven, pude conocerlo brevemente, y luego cambió mi vida, porque estudié sobre él, sobre la historia, y los Juegos Olímpicos de Hitler y Alemania, y me hizo... Jesse Owens fue mucho más que simplemente el atletismo, en realidad cambió mi vida”.

—¿Y Ben Johnson, que lo venció a usted en Seul 1988 y luego le quitaron la medalla por dopaje?

“Bueno, cuando estemos mucho más viejos y ya no estemos, la gente mirará eso finalmente como un punto de inflexión positivo para los deportes. Soy un abuelo y él es un abuelo, fue una carrera muy importante en mi vida, y lo otro se pudo convertir en algo positivo”.

JJ.OO. de Seúl 1988. El canadiense levanta su brazo desafiante en los 100 metros planos en que venció a Lewis. La medalla de oro le sería arrebata luego por un doping positivo por esteroides.

—¿Cómo calibra a Usain Bolt?

“Hizo una tremenda carrera, desearía que él y el deporte pudieran encontrar una manera de ayudar a construir, porque en los últimos 20 años ha ido decayendo, y eso es malo para los atletas. Soy un entrenador, así que desearía que hubiera una manera de colaborar para ayudar a mejorar el deporte”.

—¿Cuál es su postura con el doping?

“Desafortunadamente es inevitable. Pero creo que hacemos dos cosas que son completamente opuestas: hacemos un gran trabajo de testeo ahora, pero un terrible trabajo de marketing. Necesitamos un mejor trabajo de marketing. Nuestro deporte está en la frontera del doping. En lugar de siempre decir, ‘oh, han encontrado otro caso’, mejor es decir que estamos luchando por un deporte limpio”.

—¿Y cómo fue su caso por efedrina (menos de 10 mg) que se supo muchos años después (2003)? Usted recibió una sanción cautelar menor y pudo competir (Seúl 1988).

“Obviamente, la gente va a creer lo que quiere, y no me importa. Ahora sabemos que eso (menos de 10 mg) no debería ser una prueba positiva, así que no importa. Pero creo que el problema mayor es el señor que intentó, sabes, sabotear la Olimpiada porque el director (Wade Exum, ex jefe de la división antidopaje del Comité Olímpico de EE.UU.) fue despedido. Porque no era realmente sobre mí, era sobre el Comité Olímpico. Entonces, él tomó la información ajena y la liberó al público. Así que, digo, ese es su problema. Todos mis procesos fueron adecuados. Todo el mundo lo sabe. Pero, ya sabes, no importa lo que suceda, algunas personas van a decir, sí, ajá, algo pasó. Así que pueden hacer lo que quieran”.

—¿Cuál fue su mejor momento en Santiago 2023?

“Fue muy emocionante la noche del martes. Ver al país en el estadio aplaudiendo el decatlón y ver al atleta (Santiago Ford, el chileno cubano oro en dicha prueba) sosteniendo a su bebé en brazos. Con ese momento me quedo. Me ha sorprendido Chile, hay orgullo en la ciudad, orgullo en el país. Ha sido maravilloso”.

Se acaba el tiempo. Lewis tiene que abordar un vuelo rumbo a Filadelfia en pocas horas. Antes posa para la imagen que retrata esta nota, con las fotos del hallazgo, las fotos de Evelyn Lawler compitiendo en Santiago. “¿Puedes enviármelas?”, pregunta en la despedida.

—Claro, reenvíelas a su correo desde este mismo computador.

Carl Lewis teclea sobre el destartalado notebook y pregunta: “¿Y cómo escribo @ en este teclado?”.


EL ALBUM DE LEWIS EN CHILE


El hijo del viento" paseó por el Valle de Aconcagua. En la foto, junto a Neven Ilic, presidente de Panam Sports, organización que invitó a la leyenda mundial de todos los tiempos.


Lewis junto a otra leyenda, Félix Sánchez , doble campeón olímpico de 400 metros con vallas en Atenas 2004 y Londres 2012.


Carl Lewis degustando una copa en la viña que visitó junto a los anfitriones de Panam Sports.


Historia pura del deporte en una sola foto. Cuatro atletas de todos los tiempos rumbo al Valle del Aconcagua: Felix Sánchez, Sergei Bubka, Javier Sotomayor y Carl Lewis.

Lewis junto a los trabajadores del restorán que visitó en Los Andes. El astro del atletismo quiere volver a Chile.


Antonio Valencia

es redactor de Deportes El Mercurio.

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