Señor Director:

En el Derecho Administrativo chileno, y a diferencia del funcionario de “planta” (que es permanente), el cargo a “contrata” tiene por definición una vigencia limitada en el tiempo.

Por regla general, estos empleos expiran el 31 de diciembre de cada año por el solo ministerio de la ley, a menos que se disponga su prórroga.

Si un funcionario fue contratado para desarrollar un proyecto específico que termina, por ejemplo, en junio, su cargo termina junto con el proyecto.

En el “arreglín” que concordó el ministro Grau con los gremios (difícil usar un término mas suave) se están convirtiendo de facto los contratas en plantas, ya que el director del Servicio deberá ahora justificar su salida para terminar el contrato. Se ha inventado entonces una nueva categoría: los “contraplantas”.

Es vox populi que en una muy elevada proporción de los Servicios basta con que el director intente despedir (muy justificadamente) a un funcionario de planta, para que el gremio se encrespe y amenace con un paro.

Es fácil, entonces, predecir lo que va a pasar ahora con los funcionarios de “contraplanta”, ese híbrido creativo y nefasto que inventó el ministro Grau.

Mario Waissbluth