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Editorial
Martes 16 de diciembre de 2025
La diatriba de Petro
Sus expresiones ofenden al país y su proceso democrático.
Diversas reacciones internacionales se conocieron luego del contundente triunfo de José Antonio Kast. Líderes de variadas posturas políticas enviaron sus felicitaciones al Presidente electo, expresando así su respeto por el proceso político del país y su institucionalidad democrática, y manteniendo una actitud de no injerencia, propia de las formas diplomáticas que deben imperar en el sistema internacional. Por ello es que resultó tan destemplado y fuera de lugar el mensaje que escribiera en la red social X el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, como reacción a las felicitaciones que a su vez hiciera llegar el Presidente de Argentina, Javier Milei, a Kast.
“Por el norte y por el sur vienen los vientos de la muerte. Atenti grancolombianos vienen por nosotros y debemos resistir con la espada de Bolívar en alto y paso de vencedores”, posteó Petro, en alusión al supuesto peligro que significaría el avance de la derecha en la región. Pero fue incluso más allá: acusó a Kast de ser nazi, amenazó con nunca darle la mano y llamó a la resistencia latinoamericana.
Los dichos del Presidente de Colombia, país con el que Chile comparte una historia de relaciones cercanas —incluso actuando como país acompañante y garante en el proceso de paz llevado a cabo con las guerrillas—, han obligado al Gobierno a anunciar una nota de protesta por sus inaceptables expresiones, que ofenden no solo a los partidarios de Kast, sino a la democracia chilena.
No es la primera vez que Gustavo Petro emite expresiones desafortunadas respecto de la realidad nacional. Lo hizo luego del triunfo del Rechazo a la propuesta de la Convención Constitucional y, luego, en 2024, a propósito del encarcelamiento preventivo de Daniel Jadue, acusando persecución política y pidiendo su libertad en una declaración que también ameritó una protesta chilena. Su persistente actitud injerencista y cuestionadora del Estado de derecho y de los procesos democráticos evidencia el contrasentido que fue su participación, invitado por el Presidente Boric, en la cumbre denominada —nada menos— “Democracia Siempre”, que se realizara en Santiago hace algunos meses.
Son tiempos complejos para Petro. Procesos judiciales afectan a miembros de su familia e investigaciones de prensa revelan supuestos vínculos de altos funcionarios con líderes de las disidencias guerrilleras, lo que está complicando sus últimos meses de mandato en un entorno de baja popularidad y de un crítico recrudecimiento de la violencia. La búsqueda infructuosa de protagonismo internacional parece una forma de compensar su debilitada situación interna. Poco colabora, en cambio, en fortalecer el multilateralismo regional —una causa que supuestamente él apoya— y menos en construir acuerdos que favorezcan la lucha contra el crimen organizado y el ordenamiento de los flujos migratorios que, como a Chile, han impactado a Colombia.
La oportuna protesta de nuestra Cancillería es la única reacción posible ante sus dichos. Las relaciones entre países deben plantearse en un marco de respeto mutuo, más allá de las diferencias propias de cada proyecto político. Está en juego el necesario mantenimiento de vínculos fluidos, pero, sobre todo, el reconocimiento de la voluntad ciudadana expresada en un proceso democrático ejemplar, como fue la reciente elección presidencial chilena.