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Editorial
Martes 16 de diciembre de 2025
Primer discurso del Presidente electo
Su tono y el reconocimiento hacia sus adversarios desmienten caricaturas y aportan al reencuentro ciudadano.
Después de la felicitación que el Presidente Boric le transmitiera telefónicamente y que el país viera en directo, por televisión abierta, y de la visita que recibiera de Jeannette Jara, en la que ella reconoció hidalgamente su derrota, el Presidente electo, José Antonio Kast, se dirigió a sus partidarios y a todo el país desde la sede de su comando. Su discurso merece ser analizado en sus componentes más distintivos, que incluyen lo formal, el contenido y el tono que intentó transmitir a lo largo de él.
Respecto de lo primero, la alocución resultó excesivamente larga, probablemente por la falla en el sistema de teleprompter que el propio Kast debió reconocer durante su intervención, que lo obligó a improvisar en varios de sus pasajes, y a repetir y reiterar ideas y conceptos. Eso extendió innecesariamente sus palabras, haciéndoles perder precisión, concentración e impacto. Sin embargo, y a pesar de ello, su contenido incluyó elementos extremadamente valiosos, y el tono que utilizó fue conciliador y abierto a la ciudadanía, lo que le permitió mostrar una faceta apartada de la caricatura que sus detractores han querido construir de él.
Junto con agradecer a su familia y a los partidos políticamente afines, incluyendo a todos los que lo apoyaron durante la campaña de balotaje, tuvo palabras de reconocimiento para sus contendores de primera vuelta, Johannes Kaiser y Evelyn Matthei, las que también extendió a Franco Parisi. Afirmó que su gobierno pretende serlo para todos los chilenos, que no quiere ni puede gobernar solo, y que además de requerir el apoyo de todo su sector, el éxito de su gestión también necesitará de la participación de la ciudadanía, que con su trabajo y esfuerzo es la que colabora decisivamente en el engrandecimiento del país. Además, agradeció al expresidente Frei, por haberlo recibido durante la campaña y estar dispuesto a aportar con su experiencia e ideas. Quiso también reconocer a sus antecesores, Patricio Aylwin, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, por su contribución al país. E hizo un especial énfasis en la figura del expresidente Piñera, a quien —pese a haber tenido importantes diferencias— dijo no poder dejar de reconocerle su aporte y entrega a Chile, así como agradecer el apoyo político que su familia le entregó en la segunda vuelta.
Merece una especial mención el gesto que tuvo con Jeannette Jara, al reconocerle la valentía y entrega para defender sus posturas e ideas. Junto con expresar estas elogiosas palabras, Kast exigió al público silencio y respeto para con su excontendora, demostrando así un genuino interés por construir un ambiente de reencuentro ciudadano, luego de un período de gran polarización que ha caracterizado la convivencia reciente.
Ese tono de apertura —que es de esperar sea consistente con la nominación que haga en las próximas semanas de su equipo de gobierno— se hace de alguna manera cargo de las críticas que a menudo ha recibido su partido, el Republicano, en particular por el rol jugado durante la deliberación del Consejo Constitucional de 2023, donde esa colectividad fue mayoritaria, pero su propuesta terminó rechazada por la población.
Si esa lección ha sido aprendida; si, además, los temas de seguridad y crecimiento, en los que volvió a hacer énfasis en su discurso, son efectivamente privilegiados, con planes tan ambiciosos como técnicamente bien fundados y ejecutados, y si la apertura hacia los sectores políticos afines, así como el lenguaje de respeto con que desarrolle la interacción con la oposición, logran materializarse como una práctica permanente de su gobierno, Kast podría encabezar una administración que siente las bases para un período de progreso en el país, que termine con el zigzagueo político de los últimos 20 años.