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Editorial
Jueves 11 de diciembre de 2025
Vichuquén, aún es tiempo
Se requiere un estudio científico independiente que proponga soluciones.
El lago Vichuquén está tan contaminado con bacterias tóxicas que no es posible usarlo para actividades náuticas o esparcimiento. Los turistas también huyen ante los malos olores. Y no solo sufre el entorno del lago, sino también los habitantes de la caleta costera de Llico, por la degradación de las aguas del efluente, el estero Llico. Así, toda la zona pierde con la caída del turismo, una de sus principales actividades económicas.
Estos hechos han exacerbado la disputa entre dos grupos que se acusan mutuamente de haber causado este desastre ecológico. Según unos, es por impedirse el manejo activo de la barra del estero en su desembocadura, el que permitiría limitar la entrada de agua de mar en ciertas épocas y dar curso a su descarga en otras. Pero, según los otros, el manejo activo de la barrera sería un contribuyente a la eutroficación, esto es, a la acumulación excesiva de nutrientes, lo que fomenta el crecimiento de organismos que reducen el oxígeno y degradan el lago. El exceso de nutrientes se debería a la actividad humana: la descarga de aguas servidas, y residuos de las tareas agrícolas y forestales, además de las actividades náuticas motorizadas.
En forma natural, el complejo de lagos, lagunas y esteros de la zona está conectado en forma dinámica al mar. En la desembocadura se forma en ocasiones una barrera natural que separa al mar del complejo lacustre. En otras épocas, la desembocadura está abierta y a menudo las altas mareas o las marejadas hacen que ingrese agua del mar al estero y potencialmente al lago: esta es la configuración natural del sistema. Una ventaja de permitir la entrada de agua salada —no contaminada— es acelerar la renovación y tal vez reducir la eutroficación. Por su parte, la intervención artificial de la desembocadura busca abrir o cerrar la barrera tanto para evitar inundaciones como para mantener el nivel del lago e impedir la entrada de agua salada.
Desde hace años se sabía que en Vichuquén la descarga de aguas servidas de las casas, las actividades náuticas y las actividades agropecuarias y forestales aumentaban la carga orgánica del lago. Llico tiene un problema similar, pues su planta de aguas servidas no opera correctamente y ha sido sancionada. Sin embargo, no se ha actuado para reducir la referida carga orgánica.
Una dificultad para avanzar es la falta de acuerdo sobre las causas del problema. Se requiere un estudio científico independiente que proponga soluciones. En otros países en que han ocurrido estos desastres, los lagos se han podido recuperar mediante esfuerzos coordinados de los actores locales, siguiendo un plan acordado entre las partes. Se debe reducir el ingreso de material orgánico rico en compuestos nitrogenados y potásicos. Para ello, tal vez sea necesario exigir una certificación estricta de los sistemas de tratamiento de los hogares, un mejoramiento del sistema de aguas servidas de Llico, limitaciones a las naves motorizadas y franjas de protección que separen la actividad agrícola y forestal de las cercanías del lago. Dada su poca profundidad (30 metros), la experiencia comparada muestra que su recuperación puede ser relativamente rápida. Pero lo que sucede acá podría comenzar a replicarse en la Región de Los Lagos, por lo que es necesario ser proactivos para evitar que estos lugares de singular belleza tengan un destino similar y, por ser más profundos, tarden mucho más en recuperarse.