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Editorial
Jueves 11 de diciembre de 2025
Corina Machado, el Nobel y Chile
Las desafortunadas palabras de Jara revelan cómo la fuerza de los atavismos políticos puede ser superior incluso al cálculo electoral.
Gran expectativa había en torno a la posibilidad de que María Corina Machado recibiera ayer en persona el Premio Nobel de la Paz, en Oslo. Sin embargo, horas antes de la ceremonia, el director del Instituto Nobel Noruego anunció que la líder venezolana no estaría presente. La dirigenta logró salir el lunes de Venezuela, pero sin alcanzar a estar a tiempo en Oslo. Así, fue su hija, Ana Corina Sosa, quien la representó.
En su texto de agradecimiento (leído por Ana Corina), Machado dedicó el premio al pueblo venezolano y a quienes la han apoyado en su cruzada política. En sus palabras, “este premio tiene un gran significado, porque le recuerda al mundo que la democracia es fundamental para la paz”. Y, haciendo un recuento de la historia reciente de su país, calificó de “saqueo histórico” lo que ha debido soportar su pueblo, pero, después de tres décadas, los venezolanos “ya sienten cercana la libertad” y esperan una transición ordenada, por la que ella ha estado trabajando.
Desde la clandestinidad en la que se encuentra, luego de que el régimen de Nicolás Maduro amenazara con apresarla por ser “golpista” —calificativo que insólitamente Jeannette Jara replicó en el último debate presidencial chileno—, María Corina Machado se ha convertido en la principal voz opositora, representando los anhelos de cambio político que se vieron frustrados luego que las autoridades le prohibieran postular como candidata presidencial y después se desconociera el amplio triunfo en las urnas de Edmundo González.
El Premio Nobel de la Paz implica un importante respaldo a su lucha, valorada en toda la región. De hecho, su postulación fue promovida por destacados actores internacionales, entre los que figuran más de 500 personalidades chilenas, incluido el expresidente Eduardo Frei. Todo, en reconocimiento a una perseverante batalla por la recuperación de la democracia en Venezuela, según se lo comunicara el representante del comité Nobel en aquel emotivo llamado que recibiera de madrugada la galardonada unos meses atrás.
En este esfuerzo, la líder ha conseguido mantener su protagonismo participando por la vía telemática en importantes actividades de promoción de la libertad. Y en ese contexto, sus nexos con Chile han sido diversos. El mes pasado, la entrega a Luis Almagro del premio “Sebastián Piñera a la Libertad” por parte del grupo IDEA, que reúne a ex jefes de Estado iberoamericanos, fue la oportunidad para que ella le rindiera un “tributo especial” al exmandatario por todo el apoyo que este le brindó. La figura de Machado, sin embargo, no genera completa unanimidad en nuestro país. Las palabras sobre ella proferidas por la candidata comunista, Jeannette Jara, en el debate de antenoche, dejaron en evidencia la dificultad de una parte de la izquierda chilena para apoyar sin ambigüedades la lucha por la democracia en Venezuela y cortar efectivamente todo lazo con la dictadura de Maduro. El repudio que este último despierta entre los chilenos puede explicar tal vez las críticas que Jara le hizo en el mismo debate. Con todo, imputar “intentonas golpistas” a Machado, quien, por el contrario, lucha por restablecer el orden democrático, revela cómo la fuerza de los atavismos puede ser superior incluso al cálculo electoral.
Es, por cierto, revelador el contraste entre esas expresiones de la candidata chilena y el amplio reconocimiento del mundo democrático hacia la líder venezolana, “fuente de inspiración para millones de personas”, como dijera el director del comité Nobel. El premio significa un nuevo impulso para su lucha y permite exponer al mundo la realidad de un régimen “de estructura criminal” y que ha ocasionado uno de los mayores flujos migratorios regionales del último tiempo. La entrega del galardón coincide con la fuerte presión militar, económica y política que la administración Trump está ejerciendo sobre Maduro y su red de apoyos. Más que eso, quizás sea la fuerza del testimonio de la premio nobel lo que termine por hacer tambalear al aislado y asediado régimen chavista.