El buen resultado electoral de Franco Parisi en la primera vuelta ha generado una discusión en los comandos de José Antonio Kast y Jeannette Jara respecto de cómo atraer a esos votantes. Ello es natural, toda vez que la cantidad de personas que optaron por Parisi fue significativa y, en el caso de Jara, su única posibilidad de resultar electa requiere, como mínimo, capturar una porción muy mayoritaria de ellas.

Todo indica que el excandidato logró penetrar en diferentes grupos que tienen en común su aspiración de superación personal, su distancia con el sistema político actual y una realidad de clase media con dificultades económicas relevantes. Ofrecer soluciones a sus problemas parece de toda lógica, no por meras razones electorales, sino porque muchos de ellos se han visto excluidos de numerosas políticas sociales, pagando impuestos y recibiendo del Estado servicios de educación y salud de baja calidad, y viviendo en ambientes inseguros.

El acercamiento a estos votantes no debe llevar, sin embargo, a embarcarse en promesas populistas que hagan de Parisi una suerte de gran elector, o en propuestas que hipotequen la implementación de buenas políticas públicas. Parte importante de nuestra desaceleración económica —y de la consecuente desafección de estas personas con la política— ha sido el resultado de políticas públicas populistas, mal enfocadas y altamente distorsionadoras. Promesas de subsidios o de nuevas distorsiones —por ejemplo, un IVA diferenciado— deben ser rechazadas y más bien reforzarse el discurso basado en la seguridad y en la generación de oportunidades laborales que permitan a las personas mejorar la calidad de vida de sus familias, sin necesidad de programas estatales. Y junto con ello, potenciar el mensaje de eficiencia del aparato público, evitando su captura por parte de grupos políticos.

Claramente, la oferta de subsidios es atractiva para quien podría ser receptor de ellos. Sin embargo, una espiral de políticas que dificulten el crecimiento corre el riesgo de transformarse en un círculo vicioso, donde las dificultades económicas, en vez de abordarse con iniciativas que reviertan el estancamiento, alimenten mayores distorsiones para compensar a quienes se vean perjudicados por esas mismas políticas deficientes. En este caso, la candidatura Kast debe ser cuidadosa en evitar la tentación populista, especialmente en un contexto donde es altamente probable que la candidata del Partido Comunista no escatime esfuerzos por conquistar a esquivos votantes.