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Editorial
Domingo 23 de noviembre de 2025
Protesta diplomática
Este episodio confirma que la visión que transmitía la Cancillería sobre el estado de la relación bilateral era una ficción.
Protesta de la Cancillería y nuevas críticas del Presidente Boric al Presidente Trump han generado las declaraciones del embajador de Estados Unidos, en su primera conferencia de prensa. El reclamo oficial califica de inapropiados y como una intervención en los asuntos soberanos los dichos del diplomático sobre el deteriorado estado de la relación bilateral. Términos muy similares, sin ninguna reacción del Gobierno chileno, había empleado el subsecretario de Estado, Christopher Landau, atribuyendo la degradación de las relaciones a comentarios del Presidente Boric.
Está en la esfera de la diplomacia el derecho de cada país a expresar su opinión y precisar el estado de las relaciones bilaterales, los obstáculos que enfrentan, su potencial y las consecuencias de los conflictos y visiones discrepantes. A la vez, es legítimo, incluso una obligación de los diplomáticos y cancillerías, defender a sus respectivas autoridades y países frente a ataques, agravios y críticas que reciban de gobiernos y personeros extranjeros.
En los dichos del embajador y del subsecretario de EE.UU. no se divisa agravio directo o indirecto alguno al Presidente Boric. Lo contrario podría sostenerse de las expresiones del mandatario chileno respecto de Trump, proferidas en foros mundiales ante decenas de otros jefes de Estado y en medios de comunicación extranjeros. Tampoco podría caracterizarse como intrusión indebida la referencia a la degradación de las relaciones bilaterales. Menos, justificar una protesta diplomática ante un país prioritario para nuestras relaciones exteriores, con históricos y densos lazos.
Es conocido que el Presidente Boric ha formulado continuamente ásperas, negativas y personalizadas críticas a Trump, a su gestión internacional, políticas comerciales, culturales y otros asuntos internos de EE.UU., al extremo de afirmar que el mandatario norteamericano “representa todo aquello a lo que me opongo”.
La Cancillería y sus funcionarios están llamados a promover los intereses nacionales en el exterior, influyendo en sus autoridades superiores, de modo de no agravar situaciones recurriendo simplemente a medidas extremas como las notas de protesta, particularmente inconveniente en este caso, al inicio de funciones de un nuevo embajador, muy cercano a Trump y dispuesto a servir y solucionar la actual falta de acceso a la Casa Blanca.
La Cancillería había pretendido sostener y convencer a la opinión pública nacional de que la relación bilateral se desenvolvía con normalidad, transmitiendo que los desencuentros provocados por el Presidente Boric no tenían consecuencias ni causaban daños a los lazos, intereses y negociaciones en curso entre los dos países. Las contrapuestas opiniones entre la diplomacia nacional y la norteamericana confirman ahora que esa visión unilateral de la Cancillería del estado de las relaciones era más bien una ficción que no se compadecía con una compleja realidad, sin que lograra facilitarse debido al acceso a la Casa Blanca y tampoco al Departamento de Estado, luego de la negativa del Presidente Boric a responder a la comunicación con el Secretario Marco Rubio.