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Cartas
Domingo 23 de noviembre de 2025
Parisi 2030
Se ha dicho hasta el cansancio que Franco Parisi fue la gran sorpresa de la primera vuelta presidencial y que las empresas encuestadoras no anticiparon el fenómeno. Lo que no se dice, sin embargo, es que Parisi estuvo a escasos cuatro puntos de ser el próximo Presidente de Chile, como él mismo se encargó de vociferarlo la noche del domingo. ¿O cree usted que Jara le habría podido ganar en segunda vuelta?
La primera vez que se presentó como candidato presidencial, en 2013, obtuvo un sorpresivo cuarto lugar (10,1%), casi empatando a Marco Enríquez-Ominami, que había sido la revelación de 2009. La segunda vez fue en 2021, sin pisar Chile, obteniendo un sorpresivo tercer lugar (12,9%), por encima de Sichel, el candidato de la centroderecha. Y ahora, sorpresivamente, repite el tercer lugar (19,8%), pero bien por encima del cuarto y muy cerca del segundo.
Así es, Parisi siempre sorprende, no solo porque las encuestas se equivocan con él, sino porque sus buenos resultados parecen inverosímiles, o al menos así lo perciben las élites del país, y en especial las de Santiago.
Pero bueno, ahora ya sabemos que el próximo Presidente de Chile será José Antonio Kast, y eso devuelve el optimismo a esa gran mayoría del país que está decepcionada con la ineptitud del actual Gobierno. Y Parisi, como las dos veces anteriores, quedará en el anecdotario político. Asunto cerrado, ¿no?
Nada de eso. Si se mira en perspectiva, Parisi es el más probable Presidente para 2030. En su favor opera el movimiento pendular de los últimos 20 años: Bachelet-Piñera-Bachelet-Piñera-Boric-Kast, que se inclina cada vez más hacia los extremos, no porque haya más gente ideologizada, sino porque hay cada vez más gente decepcionada, propensa a votar por respuestas cada vez más radicales. Y si el gobierno de Kast no es capaz de brindarlas, la próxima vez el péndulo no se irá hacia la izquierda, sino que hacia el populismo.
Hasta el momento, Chile se ha salvado de tener un Presidente populista, como muchos otros países lo tienen, en Latinoamérica y en el mundo. Pero si en Estados Unidos fue electo un Trump, ¿por qué en Chile no va a ser electo un Parisi? El fenómeno es muy similar: uso intensivo de redes sociales, propensión a la mentira y desprecio por la evidencia, ataque a las élites, conexión con las zonas geográficas más lejanas a los centros de poder, e histrionismo comunicacional. Y hay más: la completa incredulidad de las élites frente al fenómeno, que en Estados Unidos se mantuvo hasta el momento mismo en que Trump se impuso sobre Hillary Clinton, en esa, para muchos, larga y angustiosa noche del 8 de noviembre de 2016.
La puerta de entrada para el populismo en Estados Unidos fueron los muy negativos y prolongados efectos de la crisis subprime de 2009. En Chile, esa puerta de entrada está siendo la fragmentación política y la consecuente ingobernabilidad, que impiden alcanzar acuerdos que se hagan cargo de los problemas que aquejan a los ciudadanos. La reforma al sistema político habría ayudado, pero ya no fue aprobada en este gobierno. Y también habría ayudado que las derechas hubiesen alcanzado mayoría en ambas cámaras, pero no lo lograron en ninguna de ellas, pese a quedar muy cerca. Peor aún, la principal bisagra para esa mayoría en la Cámara de Diputados es precisamente Parisi y su Partido de la Gente.
¿Es inevitable que Parisi llegue a La Moneda en 2030? No, por supuesto que no. Pero para que no ocurra es necesario que confluyan dos factores. El primero es que los dirigentes de los partidos políticos serios que existen presten suficiente atención a lo que él representa, hagan esfuerzos por entender bien el fenómeno y tomen acciones para acercarse a ese electorado. El segundo es que Kast haga un buen gobierno, tan bueno que, después de casi un cuarto de siglo, logre haber un sucesor proveniente de la misma coalición oficialista.
¿Parece fácil? No lo es. Muy por el contrario, se ve bien difícil que estas dos condiciones se den. Por una parte, a la derecha siempre le ha costado leer bien a la sociedad, sea porque sus capas dirigentes provienen en general de segmentos socioeconómicos altos, sea porque tiene un cierto desprecio por expresiones socioculturales menos tradicionales y más chabacanas, como las representadas por Parisi. Y, por otra parte, los problemas que el país enfrenta son complejos, lograr acuerdos en el Congreso no es algo que esté garantizado, y siempre está latente la pulsión de la izquierda por salir a la calle y obstaculizar el trabajo de un gobierno de derecha.
Los próximos cuatro años serán decisivos para el Chile de las próximas dos décadas. O retomamos la senda del progreso que tuvimos hasta 2013 o entraremos inevitablemente en la senda del populismo.
Juan Carlos Eichholz
Profesor Universidad Adolfo Ibáñez