En lo fundamental, el reciente Informe de Estabilidad Financiera publicado por el Banco Central plantea como principal incertidumbre para la economía nacional la resolución de la paradoja que se vive en Chile y en las principales economías del mundo: en medio de una gran incertidumbre global, los activos financieros —como los precios de las acciones y bonos— están en sus máximos históricos, y las primas por riesgos en los bonos corporativos rozan sus mínimos. Así, mientras las tensiones globales aumentan, los inversionistas parecen obviar tales riesgos y han mantenido una alta exposición.

La manera en que esta tensión se solucione constituye la principal discusión financiera global en la actualidad. Para el Banco Central, “se han profundizado las vulnerabilidades financieras internacionales que podrían exacerbar los efectos de diversos eventos de riesgo sobre las condiciones de financiamiento globales y su transmisión a las economías emergentes”.

Es posible que la economía mundial esté efectivamente entrando en una fase de expansión basada en los cambios tecnológicos, y que las tensiones geopolíticas se mantengan acotadas, sin descarrilar la senda de dinamismo. En este caso, los altos precios de los activos podrían estar perfectamente justificados, y por tanto los riesgos visualizados estarían lejos de materializarse. La explicación alternativa, sin embargo, sugiere que los precios de muchos activos financieros podrían estar sobrevalorados, al estar minimizando los riesgos involucrados o sobreponderando los efectos en productividad de los cambios tecnológicos.

Considerando los altos niveles de deuda pública en el mundo y el apetito por riesgo que se observa, una corrección aguda de precios podría impactar negativamente en las principales economías y con ello arrastrar a las emergentes, tanto por razones comerciales como por su efecto en salidas de capital.

El informe del Banco Central enfatiza las muchas fortalezas de la economía chilena, pero deja entrever una preocupación respecto de la situación fiscal. De esta manera debe entenderse el mensaje del Banco sobre la importancia de mantener cuentas ordenadas. Y es que las buenas condiciones financieras actuales esconden el deterioro de las cuentas fiscales del país, y pueden generar una peligrosa autocomplacencia, toda vez que hoy la política fiscal tendría restricciones objetivas para actuar ante un eventual escenario de deterioro financiero.