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Editorial
Sábado 15 de noviembre de 2025
El que no salta...
No es posible cambiar la cultura profunda de un conglomerado por una campaña electoral.
Al terminar la campaña, los candidatos reunieron a sus partidarios en las tradicionales concentraciones finales, donde una jubilosa algarabía da lugar a las manifestaciones más espontáneas. En esos momentos brotan los impulsos involuntarios, que reflejan las aspiraciones más sentidas de la muchedumbre que respalda al postulante, dando cuenta de las más profundas convicciones que se han generalizado en el grupo. Por esto, es interesante constatar la animosidad transmitida en la concentración de la candidata de izquierda hacia la policía de Carabineros, la fuerza de orden por antonomasia.
A no dudarlo, la colaboración de Carabineros de Chile será indispensable para enfrentar los principales desafíos de quien asuma la Presidencia. Así lo han afirmado, por lo demás, todos los postulantes. Algunos hablan de otorgarles mayores atribuciones y un respaldo debidamente sostenido en nuevas leyes; otros, han puesto énfasis en aumentar sus dotaciones, y la propia candidata de las fuerzas de izquierda había hablado de fortalecer y extender la labor de la policía.
Si bien no hay razones para dudar de la sinceridad de quienes abogan por otorgarles mayor respaldo, la posición de Jeannette Jara despierta dudas debido a múltiples situaciones de su pasado personal, profesional y político. No se ha olvidado su patrocinio en dos querellas presentadas en contra de los altos mandos de Carabineros ni tampoco el uso de la polera “matapacos”, que sus rivales suelen recordar. Además, ella pertenece a las filas del Partido Comunista, que nunca ha dado señales de apreciar las funciones de orden y prevención que tiene la policía. En medio de esas dudas, se produjo el cántico espontáneo del día martes “el que no salta es paco”, lo que en su caso puede tener un impacto mayor. Ella reaccionó primero con risas y luego, una vez que se dio cuenta del sentido de lo que proclamaban sus partidarios, tibiamente atinó a señalarles que el país necesita unidad. La misma muchedumbre había partido antes gritando groseros insultos en contra de los candidatos rivales.
Se ha comparado esta situación con otras que están en la historia de nuestro país, pero en esos paralelos no quedan bien el carácter ni el liderazgo de Jara. Se ha recordado, por ejemplo, la pifia generalizada que enfrentó el recién electo Presidente Aylwin al referirse a la unidad entre civiles y militares ante una multitud muchísimo más grande y la forma en que él los enfrentó, de un modo directo y serio, mostrando su irritación con la masa, hasta que logró el aplauso de una mayoría que respaldó su llamado a la unidad nacional. Nada de eso se pudo advertir en la concentración de Jeannette Jara y su risa nerviosa.
No es posible cambiar la cultura profunda de un conglomerado político por una campaña electoral. Las manifestaciones de las creencias y convicciones más hondas e intensas saldrán a la luz a la primera oportunidad. Y así parece haber ocurrido en el cierre de la campaña de la candidata de izquierda, militante del Partido Comunista, que tiene una larga historia en Chile y en el mundo, y que no es posible cambiar ante un proceso eleccionario. Así, la última concentración terminó revelando más que muchos discursos, debates y declaraciones preparadas cuál es el espíritu que anima a quienes respaldan esa candidatura.