Señor Director:

“De Coquimbo soy, y vengo cantando…”, dice la letra de la canción más famosa que se ha hecho en honor al puerto nortino. Los autores, Los Viking's 5, son parte de la identidad de dicha ciudad. Tanto como el club que acaba de coronarse campeón del fútbol chileno.

Por eso resultó tan llamativa la marginación de Los Viking's 5 del masivo festejo por el primer título de la historia “pirata”. Lo que hubo detrás fue un veto del club Coquimbo Unido a esta banda, luego que su vocalista, Pedro Barraza, testificara a favor del exentrenador del equipo, Fernando Díaz, en un juicio laboral iniciado tras su desvinculación.

Barraza declaró como testigo directo, pero su actuar lo convirtió automáticamente en persona non grata del club aurinegro del que es hincha acérrimo. Una ironía dolorosa para un cantante y una banda que, por más de medio siglo, han sido la voz más representativa y símbolo del orgullo coquimbano.

Este episodio no solo interpela al mundo del fútbol. En los tribunales laborales, día a día, los trabajadores enfrentan una realidad similar. Muchos no logran presentar testigos porque todos temen represalias. El miedo al castigo ha reemplazado al derecho a la verdad.

La ley de tutela de derechos fundamentales buscó corregir esa desigualdad, pero en la práctica no logró proteger a quienes declaran. En otros países, como Estados Unidos, los testigos pueden ser protegidos, incluso en causas civiles. En Chile, en cambio, quedan expuestos, sin resguardo ni amparo.

El caso de Los Viking's 5 desnuda una forma moderna de intimidación disfrazada de decisión administrativa.

Claudio Fuentes
Abogado laboralista