Estamos todos los chilenos en modo electoral. Nos gustan las elecciones. Siempre nos han gustado. Desde que las papeletas con los nombres de los candidatos llegaban a la casa de los electores. Esas papeletas eran los votos y lo malo es que algunas veces venían con la preferencia marcada.
Siempre hemos enfrentado la jornada con seriedad, respetando todas las obligaciones civiles, empezando por vestirnos ordenadamente y comportarnos del mismo modo en los recintos de votación. Aceptamos de buen grado las indicaciones de la policía que circunda el lugar y de los militares que resguardan el interior. A los periodistas deportivos no nos sorprende movilizarnos en domingo, pues lo hacemos siempre.
Lo único que nadie quiere es ser designado vocal de mesa, aunque ahora den un viático para hacerlo menos sacrificado.
El deporte chileno ha aportado más de algún político. Los ejemplos no faltan y están a la mano. Sebastián Keitel es actualmente senador (fue diputado) y ahora va por la reelección, como también lo hace la diputada Erika Olivera. Son cartas políticas del atletismo.
El fútbol no es ajeno a la contingencia política y su historia es harto antigua, pues empieza con Norberto Ladrón de Guevara, que fue elegido diputado por la provincia de Valparaíso en las elecciones parlamentarias de 1949 como miembro del partido Liberal. Pertenece a los orígenes de nuestro fútbol y fue seleccionado para el Sudamericano de 1917. Más adelante fue árbitro y en un partido hizo enojar a los brasileños, que lo presentaron como “O juiz ladrón de Chile”. Pero esa es otra historia.
Pablo Prieto fue seleccionado nacional sub 17 (Sudamericano de 1977 en Venezuela) y jugador de varios clubes en el profesionalismo, aunque se lo identifica sobre todo por sus largas campañas en Rangers. Gran capitán talquino, fue nominado a la selección mayor en 1983. Tras su retiro de las canchas, a los 30, llegó a la política y fue diputado por dos períodos: 2002 a 2006 y 2018 a 2022.
Hay más casos, no todos exitosos y algunos llegaron a ocupar alcaldías en los tiempos en que los alcaldes eran elegidos en las mismas papeletas que otros cargos de representación.
Hoy el fútbol no es excepción y lleva candidatos. Son Rubén Martínez y Jorge Garcés. Buenos candidatos: un goleador y un buen técnico.
A Garcés lo divisé recién en la televisión. Primera observación: está físicamente igual que hace 30 años. De veras. Mientras trabajé en medios audiovisuales tuve bastante contacto con él y aprecié su seriedad y un aspecto notable: desarrollar en sus dirigidos el buen trato y el vestir correcto. Buen planificador de sus planteles y de sus campañas. Admirador de su madre. Hoy es candidato a diputado por Valparaíso. Gran candidato “Bigote”. Yo votaría por él, pero lo hago en Curacaví.