La relación entre La Moneda y Jeannette Jara ha transitado desde la promesa de continuidad hacia una convivencia marcada por desmentidos, deslindes y matices tardíos. El episodio más nítido fue el intercambio ocurrido a principios de semana con el ministro Carlos Montes: a las críticas de la candidata al rezago de la reconstrucción en Viña del Mar, el titular de Vivienda respondió insinuando vínculos inconvenientes en el entorno de la abanderada, los que fueron negados por el comando. Finalmente, un confuso Montes terminó aparentemente desdiciéndose.

Con todo, este episodio, de alta tensión, tuvo características particulares, pues cuando el conflicto pareció tornarse personal, La Moneda evitó defender a su ministro, en lo que tal vez incidió la cercanía de la vocera Vallejo con Jara, ambas militantes PC. Sin embargo las asperezas entre el Gobierno y su candidata no se han limitado a esa polémica. En campaña, la postulante oficialista ha demostrado una y otra vez no imponerse restricciones cuando se trata de marcar distancia de los aspectos más impopulares de la actual administración. Fue su forma de enfrentar a Carolina Tohá en la primaria, al criticar con dureza los resultados en seguridad pública. En los últimos días, en tanto, Jara ha encontrado nuevos espacios de diferenciación, por ejemplo, cuestionando la eliminación de la glosa republicana en el Presupuesto 2026.

Estos esfuerzos por tomar distancia encuentran su explicación en la reducida popularidad de esta administración, mayoritariamente reprobada por la ciudadanía. Así una candidatura que aspire a tener alguna opción está obligada a ir más allá del voto duro oficialista, lo que pasa por conseguir adhesiones también entre quienes rechazan la gestión Boric. Lo variopinto de la coalición solo agrega dificultad a este ejercicio y explica el empeño de Jara por recoger en su programa propuestas populistas como la del salario vital o las restricciones a la UF, una idea fuertemente cuestionada en su momento por el equipo económico del Gobierno.

La arista más novedosa de esta tensión, sin embargo, fue la que se evidenció en la cadena nacional para presentar el Presupuesto 2026 y que se ha reiterado en días posteriores, con el Presidente y el conjunto del Gobierno jugados por confrontar a José Antonio Kast. Es una apuesta que deja a la candidata oficialista como incómoda observadora, cual si no fuese ella quien compite con el republicano. Analistas de todo el espectro han visto en esta maniobra una suerte de reconocimiento tácito por parte del Gobierno de las escasas posibilidades de triunfo de Jara y una estrategia para perfilar desde ya a Boric como líder de una futura oposición. Que esto dista de ser funcional a la candidata quedó evidenciado en las críticas de esta última ante las alusiones a Kast incluidas en la cadena nacional. “No es mi estilo”, dijo.

En los próximos días se verá cómo evoluciona este contrapunto entre una postulante que intenta mejorar sus opciones y un gobierno preocupado por perfilar el liderazgo futuro del actual mandatario. Entre un objetivo y otro, es claro cuál privilegia La Moneda.