El Mercurio.com - Blogs : Jara y el PC: dilemas y vacilaciones
Editorial
Sábado 27 de septiembre de 2025
Jara y el PC: dilemas y vacilaciones
Las contradicciones con su partido y la demora programática acrecientan la confusión doctrinaria que perciben los electores.
La candidatura de Jeannette Jara enfrenta al menos dos importantes desafíos: primero, ser la continuadora de un gobierno con un apoyo minoritario en la población, lo que pone techo a sus aspiraciones electorales; luego, consensuar al interior de su conglomerado un planteamiento político común. La complejidad de esto último se debe, además, a que el Gobierno, al inicio de su mandato, se vio obligado a modificar su programa original, luego del fracaso de la propuesta constitucional en la que había basado su despliegue, desdibujando y enturbiando con ello el perfil de cualquier programa que ahora quiera ofrecer como conglomerado de izquierda, en un momento en que el país mayoritariamente rechaza las banderas con que esta administración llegó al poder.
Adicionalmente, hay otro obstáculo, de carácter diríase estructural. Se trata de las visiones que el Partido Comunista, en el que Jara ha militado por décadas, tiene respecto de temas como la democracia, y el ejemplo que al respecto entregan países como Cuba y Venezuela, así como la dificultad para comprender la postura de la propia candidata en estas materias. Aunque esta semana ella dio una entrevista en la que calificó a Venezuela como “una dictadura”, y dijo que había hecho una “reflexión dolorosa” respecto de Cuba, afirmando que “claramente no es una democracia”, la dificultad que ha tenido para finalmente expresarlo (antes había dicho que Cuba era una “democracia distinta”), y el hecho de que el PC no comparta esos juicios, en vez de aclarar cómo un futuro gobierno encabezado por Jara enfrentaría el tema, introduce dudas respecto de la real dirección que aquel tomaría en este asunto, pero también en otros. Y esto, sin considerar los problemas de credibilidad que todo ello significa para una candidata a quien sus recurrentes cambios de postura y negaciones de lo que antes defendía han minado en un atributo clave.
A su vez, las dificultades de su comando para entregar un programa —el amplio espectro político que coexiste en su interior no permite llegar fácilmente a consensos—, sumadas a que, en la campaña parlamentaria, paralela a la presidencial, los distintos partidos quieren marcar sus diferencias para posicionar a sus candidatos, solo incrementan la confusión doctrinaria que perciben los electores. Esto, a su vez, se refleja en los dilemas de Jara para decidir cómo plantearse ante la ciudadanía y en las vacilaciones en sus decisiones de campaña, como la de inicialmente participar en todos los debates posibles para luego excusarse de hacerlo en muchos de ellos. Todo esto hará muy difícil atraer a los decisivos votantes moderados, limitando fuertemente sus posibilidades de éxito.
Y en todo lo anterior, el PC —Jara afirmó en la misma entrevista que sus dirigentes no habían tenido con ella la “fraternidad” esperada— no le está facilitando la vida, sino exactamente al revés, con una directiva que privilegia la ortodoxia por sobre el apoyo a su abanderada.