¿Qué nos pasaría si otro asteroide nos cayera encima? Reviso las 70 páginas de “Relatos Breves Ilustrados Día del Asteroide”.
Ilustrados. Los editores entregaron los 26 escritos a 21 artistas que los visibilizaron. Predominan el naranja del asteroide y el índigo para el firmamento.
Escribieron alumnos de básica y de media de Chile. Y adultos. De los 26 relatos, diez muestran el fin-fin.
Los finales no son infiernos: Antonio Bottacci, 6º básico, Colegio Sagrado Corazón de La Reina, descubre a una niña y se sumergen en un río de estrellas “contemplando el firmamento”. Rocío Pérez, 8º básico, Colegio Inglés St. John, Rancagua, termina con “Ahora no existo, pero igual estoy aquí”.
Con Dylan Oteíza, 3º medio, Instituto Nacional, Santiago, reciben al asteroide “con los brazos abiertos, listos para volver al firmamento y cumplir su deber como hijos de las estrellas”.
Los asteroides traen descubrimientos: Andrew Hacket, 6º básico, Homeschool, La Cisterna, ve asteroides con fósiles de dinosaurios y descubre su vocación de paleontólogo espacial; Zoé Carolina, 5º básico, Colegio Bicentenario Pedro Apóstol, Puente Alto, convive con adultos asustados, pero los niños… “soñaban ser como superhéroes”. Anahys Urrutia, 5º básico, Escuela Palestina de Palomares, Concepción, no cree que los asteroides sean malos. “Deben estar deambulando por el espacio por un buen motivo, tanto como cada grano de arena que existe en la playa”. Magdalena Díaz, 4º medio, Liceo Talagante, Talagante, personifica a un asteroide (“Soy Tea”) que descubre, hermosa y misteriosa, a su amor “a primera órbita”: “nuestra colisión fue inevitable”.
Alex Roberto Pérez, adulto de Calama, le pide a su nieto que se asome a mirar, con paraguas: no está lloviendo agua, sino cientos de destellos cósmicos. “Es muy lindo, abuelo” (…) pero” (…) Si no está chispeando, ¿para qué me pediste el paraguas?” (…) “–Para que no te cayeran mis lágrimas, Martín”.
Y Viviana Salas, adulta de Antofagasta, cuenta de una parturienta pujando sobre un poncho en el desierto, mirando el cielo cuando una gran luz lo atraviesa. “Pensó que si un asteroide en algún lugar de la galaxia tenía la fuerza para cruzar el infinito, ella podía traer a otro ser vivo a este mundo, ahí, en la tierra, sin médicos, sin lujos y sin patria”.
Desde esta Tierra, el Instituto Milenio de Astrofísica (MAS), el Observatorio Radioastronómico de los EE.UU., la Sociedad Chilena de Astronomía, llevan una década estimulando escritos para celebrar el Día del Asteroide (30 de junio), “conjugando arte y ciencia”, como escribe Paulina Bocaz, que representa a la Associated Universities Inc. y al Observatorio Radioastronómico de EE.UU. Fueron los editores.
Sofía Gac y Makarena Estrella, de MAS, invitan a leer y ver y “dejarse llevar por nuevas formas de pensar el universo”, una selección de más de 2.500 colaboraciones.
Miran hacia el cielo; tal vez, nos miran.