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Editorial
Domingo 31 de agosto de 2025
La mayor debilidad de Jara
Al implicarse así en estas elecciones, sin embargo, el Gobierno, lejos de ayudar a la candidata Jara, resalta su mayor debilidad: la de ser percibida como la continuadora de esta administración.
A veces pareciera que el único con algún entusiasmo por la campaña presidencial en el oficialismo es el Gobierno, con la ministra Camila Vallejo que no pierde oportunidad de intervenir para defender a Jeannette Jara y criticar a los candidatos de oposición, y el propio Presidente Boric, que cuando no está intentando infructuosamente pelear con Donald Trump —quien hasta ahora parece ni enterarse—, interviene directa o indirectamente en favor de la candidata comunista.
El último de una seguidilla de episodios es lo ocurrido con la propuesta “chao préstamo” de José Antonio Kast, la que pretende terminar con el préstamo de las personas al Estado que incorporó la reciente reforma previsional. Más allá del legítimo debate sobre la conveniencia y oportunidad de plantear este cambio, lo que sorprende son los argumentos del Gobierno para arremeter contra Kast. Para la ministra Vallejo “es un beneficio que tiene un financiamiento que fue discutido, pensado, con un acuerdo mayoritario en el Parlamento, con excepción, obviamente, del Partido Republicano, que rechazó toda la reforma previsional”. A juicio de la vocera, tratándose de una transformación que demoró una década de discusión, “no es una buena noticia inyectar una cuota de incertidumbre”. Lo curioso es que la vocera nada dijo de una de las propuestas más relevantes de Jara en las primarias, la que planteaba poner fin a las AFP (hoy ya como candidata del oficialismo tuvo que retirar esta propuesta), lo que naturalmente reabría también el debate y era una fuente de mucha más incertidumbre que lo planteado por Kast. Y es que no hay lógica alguna en las arremetidas del Gobierno, el que frente a un comando de Jara sumido en la irrelevancia y en discusiones internas, parece querer asumir el protagonismo interviniendo en la campaña.
Al implicarse así en estas elecciones, sin embargo, el Gobierno, lejos de ayudar a la candidata Jara, resalta su mayor debilidad: la de ser percibida como la continuadora de una administración que tiene un altísimo rechazo. Su problema central en la campaña es ser una proyección de este gobierno; el querer profundizar una orientación de las políticas públicas en materia económica y de empleo, de seguridad y migración, de vivienda y de salud que son evaluadas negativamente por la ciudadanía. De ahí que las expectativas que en un comienzo despertó en algunos su candidatura eran exageradas, y es que más allá del peso de ser del Partido Comunista, que nada ayuda para alcanzar una mayoría, su mayor lastre es precisamente el ser la candidata del oficialismo, una ex ministra de Estado de un gobierno que está mal evaluado en las áreas que más importan hoy a la población.
La preocupación de Carmona
Así las cosas, frente a una candidatura del oficialismo que según las distintas encuestas pierde con los dos candidatos más importantes de la oposición por una diferencia de alrededor de 20 puntos, lo que muestran las declaraciones del presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, es puro realismo. A una derrota en la campaña presidencial que se percibe como altamente probable, no quiere añadir otra pérdida aún mayor, el abandono de sus principios, su ideología, las ideas que por años han sustentado el proyecto político de su partido. Es decir, quiere escapar de una derrota total, en que sus propuestas para el futuro pasen a ser las contenidas en el programa presidencial que acordó la candidata con los distintos partidos que la apoyan.
Reveladoras en este sentido han sido las recientes críticas de Carmona al manejo económico del Gobierno y particularmente al ahora exministro Marcel. De forma directa sostuvo: “Siempre topamos en los recursos. Se hizo casi un dios, el recurso por sobre la necesidad social”, dijo el timonel del PC, explicitando una presión que en definitiva apunta a que la autoridad abandone el ajuste fiscal y, en cambio, privilegie el gasto más allá de las consecuencias que se produzcan en la estabilidad del sistema económico. Y es que para la ortodoxia comunista el buen manejo de las cuentas fiscales es algo que debe subordinarse a los objetivos políticos que persiguen.
En la misma línea está la inclusión de Daniel Jadue en la lista de candidatos al Congreso, a pesar de los costos electorales que puede significar para la propia Jara que su partido lleve a alguien acusado por una serie de graves delitos cuando era alcalde de Recoleta. Es decir, más allá de las múltiples pruebas y delitos imputados, la lógica que está detrás es que una candidatura como la de Jara, que tiene bajas posibilidades, no puede implicar abandonar a un compañero de partido que, además, es clave para el apoyo interno del propio Carmona. Algo similar ocurre con la incorporación de Elisa Loncon en las listas del PC como candidata al Senado por La Araucanía. El que ella hable de Wallmapu, el ser contraria a los estados de excepción decretados en la región y que evite hablar de terrorismo en esa zona, es coherente con el fortalecimiento del proyecto comunista, en desmedro de las posibilidades presidenciales de Jara.
Cuando se le preguntó a Jara por los dichos de Carmona sobre Marcel, ella manifestó su impotencia: “Aquí somos todos adultos, y cada uno es responsable de lo que dice y de lo que expresa. Yo no soy la mamá de ninguno de los dirigentes de los partidos políticos”.