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Editorial
Domingo 31 de agosto de 2025
Contradicción en los quorum
¿Era la democracia el fundamento para oponerse a la supuesta rigidez de la Constitución o simple estrategia electoral?
En un programa de alta sintonía en televisión, la presidenta del Partido Socialista exhibió hace algunos días una llamativa contradicción ante los quorum de reforma constitucional. En efecto, expresó preocupación ante el evento de que la derecha alcance mayoría en la elección parlamentaria, ya que, para ella, con el rebajado quorum vigente de 4/7 de parlamentarios necesario para reformar la Constitución, la actual oposición podría “derogar la Constitución” o modificarla en aspectos importantes en el balance de poderes.
Las afirmaciones de la senadora no son coherentes con la crítica que por largos años su partido y toda la centroizquierda levantaron contra los quorum anteriores de la Constitución de 1980. Esta fue una idea fuerza por más de 30 años contra la ley suprema, llegando incluso hasta los tiempos de los procesos constituyentes. Aquí estriba la contradicción de la alta dirigente. Desde esas tiendas políticas se acusó históricamente a la Carta Fundamental de rígida, antidemocrática, de contener un cerrojo impenetrable en el quorum. En fin, de estar blindada ante las legítimas pretensiones del Congreso de modificarla.
En derecho comparado, los quorum originales de modificación de la Carta chilena, que consistían en 3/5 y 2/3 de los diputados y senadores en ejercicio, eran una regla general en las constituciones. Así lo explicaba —entre otros— en sus visitas a Chile y en múltiples trabajos, el reputado experto internacional de derecho constitucional comparado, profesor Tom Ginsburg, de la Universidad de Chicago. Chile se ubicaba hasta enero de 2023 en un diseño de quorum muy difundido en el extranjero, en democracias consolidadas (España, por ejemplo). Pero fue objeto de intensa crítica por la centroizquierda, hasta que, en agosto de 2022, fruto de un acuerdo político previo al plebiscito que rechazara el proyecto de la Convención Constitucional (septiembre), se rebajó a un quorum unificado de 4/7 de diputados y senadores en ejercicio. Este es objetivamente bajo, pero representa la aspiración histórica de la izquierda y de los sectores intelectuales que promovieron por años airadamente el fin de los llamados “cerrojos” del código máximo. El quorum era el primero de esos supuestos cerrojos, pero hoy, ante una posible adversidad en las urnas, el mismo sector estima preocupante que la barrera para modificar la Carta ya no sea la anterior.
La pregunta es inevitable: ¿Era la democracia el fundamento para oponerse a la supuesta rigidez de la Constitución de 1980 o simple estrategia electoral? La política tiene mucho de estrategia y acomodación, pero a la hora de la Constitución, es indispensable que los políticos de más alta responsabilidad se guíen por principios y objetivos trascendentes y no transitorios.