No es ni tonta ni distraída Jeannette Jara. Es articulada y disciplinada. Por eso creo que sí leyó su programa de siete páginas, que lo entendió y que, dado el escaso tiempo transcurrido, no se olvidó de su contenido.
Otra cosa es que para ella el programa haya sido nada más que un simple “mamotreto”, como decía de uno suyo Michelle Bachelet. ¿Un mamotreto para cumplir con el Servel? Tampoco lo creo. Pienso que sí la representa ese programa. El tema es que ella quiere ser Presidenta. Por lo que tiene que practicar cierta duplicidad en su estrategia comunicacional. Practicar lo que en algunos países llaman política de silbato para perros.
Es una estrategia que emplea varios recursos. Por ejemplo, usar palabras que entusiasman a los adherentes más duros y que son oídas solo por ellos, así como solo los perros oyen silbidos en frecuencias ultrasónicas. Así se mantiene firme el voto duro y no se pierden votantes moderados. O decir algo y después negarlo. Decir que se va a nacionalizar la minería. Después negarlo. Los duros quedan conformes. Saben que lo negado es lo que la candidata quiere. Y los más moderados se tranquilizan: ¡lo negó!
Jara es comunista y para desplegar política de silbato para perros emplea el término mágico de su mentor, Lautaro Carmona: alude a la “correlación de fuerzas”. Queremos tal y tal cosa, pero por ahora no nos favorece “la correlación de fuerzas”.
Un ejemplo. En su programa dice “pondremos término a las AFP”. Es lo que buscaba cuando negociaba la reforma previsional. Fracasó gracias a la oposición constructiva de Chile Vamos. Jactarse de esa reforma ahora tiene réditos con votantes moderados, pero no con los duros. Por eso en este caso ni pretende que fue “un error”. Pero para que los moderados no se asusten, acude a la fórmula de Carmona. Dice “si las AFP se pueden terminar o no, va a depender mucho de la correlación de fuerzas”. Y como la correlación actual no permite implementar casi nada del programa entregado al Servel, los socialdemócratas pueden quedar tranquilos.
¿Y si lo permitiera algún día? Allí, claro, se nacionaliza la minería y se eliminan las AFP, así que también los duros pueden tener esperanza. Mientras tanto, para los moderados hay otra agradable noticia. ¡En el PC son ahora socialdemócratas! Siempre lo fueron, incluso en la UP, nos cuenta el diputado Diego Ibáñez. ¡Pobres socialdemócratas! Avergonzados, se rinden ante la extrema izquierda para descubrir, después, que, tras avasallarlos, esta se apropia nada menos que de su identidad.
Ahora bien, si hasta en la extrema izquierda piensan que tienen que aparentar ser socialdemócratas para llegar a la presidencia, por algo será. Habrán estudiado las encuestas del CEP, que muestran que más chilenos se ubican en el centro que en la derecha o izquierda.
¡Ojalá ese mismo hecho influyera en la derecha! Tiene una candidata, Evelyn Matthei, que no necesita desplegar duplicidad comunicacional porque, a diferencia de Jara y Kast, no tiene preferencias que tenga que esconder o postergar. A Matthei no le hacen falta silbatos para perros. Por eso creo yo que derrotaría a Jara en segunda vuelta con mucha más holgura que Kast, porque además de los votantes de derecha, atraería a una masa de votantes de centroizquierda a los que no les nace votar por Jara, para qué hablar de Kast. Es cierto que en las encuestas semanales le va bien a Kast contra Jara, incluso un poco mejor que a Matthei, por lo que no se repetiría lo de 2021, pero es muy difícil para los encuestados ponerse en situación de segunda vuelta cuando todavía está tan lejos la primera.
Por otro lado, está el tema de la gobernabilidad, de la eficacia del gobierno una vez elegido. Solo Matthei podría hacer un gobierno de acogida amplia. En un tema candente como la seguridad, es lo que necesitamos. Porque allí no basta con golpes de efecto. Hay que hacer cambios profundos y estos requieren consensos amplios.