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Editorial
Miércoles 30 de julio de 2025
Preocupante deriva opositora
No son las denuncias lo que permitirá recuperar terreno a Matthei, sino la capacidad de presentar propuestas sólidas que puedan interpretar los anhelos ciudadanos.
Desconcertante es la deriva en la que se ha sumido la oposición en los últimos días. Precisamente cuando sus ideas se han instalado en el sentido común de una ciudadanía que reclama un profundo cambio de rumbo en el país, los llamados a encarnar esa alternativa ofrecen un panorama marcado por la confrontación, por durísimas acusaciones y hasta por el anuncio de acciones judiciales. Así, a un Chile angustiado por la inseguridad y agobiado por la falta de oportunidades, los líderes de la derecha y la centroderecha le entregan hoy el espectáculo de una política ensimismada. Mientras, la candidata comunista y todo el oficialismo observan con complacencia.
La natural indignación de quien ha sido víctima de una denigratoria campaña puede tal vez explicar la forma en que la abanderada de Chile Vamos, Evelyn Matthei, ha decidido encarar dicho tema, formulando fuertes denuncias. Pero justamente porque es mucho lo que está en juego para el país, ni ella ni la coalición que encabeza pueden permitirse que solo sea esa indignación lo que defina sus acciones. No hay racionalidad política en arremeter contra los dirigentes y el candidato del Partido Republicano, atribuyéndoles gravísimas conductas, al mismo tiempo que se pretende negociar un acuerdo parlamentario con esos supuestos “matones” que mienten y “acuchillan por la espalda”. Tampoco es coherente poner en duda los respaldos mutuos en una eventual segunda vuelta, ¿o acaso se estima indiferente el resultado de un hipotético balotaje que enfrente a la abanderada comunista y al candidato con cuyo partido se buscan alianzas?
En lo inmediato, sin embargo, tal vez lo más complejo sea la idea de llevar el tema al ámbito judicial. Sabido es que las alcantarillas de la política han encontrado en las redes sociales una plataforma desde donde se disparan mentiras y golpes arteros. Lo que en el pasado eran choques entre brigadistas, ataques a comandos y destrucción de propaganda, se replica ahora, multiplicado con perversa eficacia, en el mundo virtual. Lo viven a diario todos los liderazgos públicos, pero también muchas de esas dirigencias son responsables del fenómeno. De hecho, el propio comando de Matthei denunció en junio otra supuesta campaña contra la abanderada, ejecutada esta por cuentas vinculadas a la Segegob, el ministerio cuya titular, Camila Vallejo, sentenciaba este lunes que “en política no todo es válido”, olvidando quizá las veces en que ella misma difundió injuriosas noticias falsas, en sus tiempos de diputada. El punto es que, como han advertido los especialistas, cuando se trata de bots, las posibilidades de identificar en una investigación penal a los responsables son mínimas, si es que hay alguna. Así, sin perspectivas de mayor resultado, llevar el asunto a los tribunales sí supone otro paso en la judicialización de la política, un fenómeno cuya nefasta dinámica (diligencias ejecutadas con espectacularidad, filtraciones escandalosas, abundante ruido mediático) seguramente exacerbará la conflictividad propia de la campaña electoral. La reticencia a seguir este camino por parte de muchos parlamentarios de Chile Vamos es indicativa de los problemas que plantea y debiera llevar a sus impulsores y a la propia candidata a reflexionar.
Es razonable, en tanto, que el Partido Republicano y su abanderado —quienes rechazan las imputaciones— intenten evitar un escalamiento del conflicto. Sin embargo, no es suficiente. Un partido que aspira a liderar el país debiera multiplicar su cuidado y sensibilidad en la relación con quienes necesariamente deberá alcanzar entendimientos que puedan dar gobernabilidad. La ansiedad por marcar hegemonías no puede ser el eje rector de las conductas. Construir confianzas en el propio sector es un desafío ineludible, al que no contribuyen exabruptos ni expresiones de soberbia.
En cuanto a la candidatura de Evelyn Matthei, no son las denuncias lo que le permitirá recuperar el terreno perdido en las encuestas. Su experiencia y conocimiento del Estado, su trayectoria y la capacidad para convocar equipos técnicos de excelencia son sus mayores activos. Volcarlos en un relato político capaz de interpretar los anhelos ciudadanos, con propuestas sólidas y atractivas, es el desafío de su campaña. A ello debiera dedicar sus esfuerzos y no distraerlos en ofensivas que solo generan tensión e incertidumbre, cuando el país demanda liderazgos que entreguen certeza.