El Mercurio.com - Blogs : Aleccionador dilema DC
Editorial
Domingo 06 de julio de 2025
Aleccionador dilema DC
El solo hecho de que dirigentes se planteen apoyar a la candidata del PC habla de la profundidad de la crisis.
La Democracia Cristiana enfrenta, de cara a la próxima elección, un dilema existencial. Desprovista del aporte de la mayoría de quienes fueran sus más destacados dirigentes, que han ido renunciando a un partido cada vez más alejado de su doctrina y postura política originales, debe resolver ahora si apoyar a la candidata presidencial del PC, Jeannette Jara, para así poder negociar un acuerdo parlamentario que le asegure su supervivencia, o buscar un incierto camino alternativo. Para un partido que nació para enfrentar al comunismo desde una mirada socialcristiana, escoger la primera opción tal vez le ayudaría a mantener algunos congresistas, pero al precio de pulverizar los restos de identidad doctrinaria que le van quedando. Es el resultado de una trayectoria que ha llevado a la DC de ser el partido más grande de Chile, a transformarse en un actor al borde de la irrelevancia.
El debate interno se ha encendido. Los senadores Huenchumilla y Provoste, junto al diputado Aedo y algunos alcaldes, sugieren apoyar a Jara, lo que para el exvicepresidente de la colectividad Juan Carlos Latorre sería “colaborar a la destrucción definitiva” del partido. Su presidente, Alberto Undurraga, insiste en que “la mayoría del pueblo DC” no apoya a Jara ni a Evelyn Matthei, y que decidirán qué hacer en la Junta Nacional, convocada para fines de este mes, postura que, por institucional que parezca, no permite eludir el mencionado dilema.
La situación que enfrenta la DC ilustra nítidamente el cambio en la dinámica política sufrido por el país. A partir de la conformación —a instancias de Michelle Bachelet— de la Nueva Mayoría, la centroizquierda ha experimentado un progresivo vaciamiento. Haber pasado a ser entonces socios de coalición con el PC significó para la Democracia Cristiana, en particular, un costo altísimo, como lo mostró su pobre desempeño electoral de 2017. En los años siguientes, el declive se ha agudizado, a la par con su pérdida de identidad, hasta que el plebiscito de 2022 —cuando la dirigencia se alineó con el Apruebo— desencadenó la última salida masiva de militantes.
Hoy, el partido mantiene una particular relación con el oficialismo, sin sumarse a sus filas, pero buscando pactos electorales con él —así lo hizo en la municipal— y apoyando muchos de sus proyectos en el Congreso. Sin embargo, la hegemonía que ahora ha logrado el PC en la izquierda lleva las cosas a un nuevo nivel: ya no se trata solo de seguir priorizando el pragmatismo, sino de prestar su apoyo a la candidata de un partido cuya ideología niega los principios doctrinarios más básicos del falangismo. El solo hecho de que dirigentes se declaren partidarios de esa opción habla de la profundidad de la crisis y de por qué esta puede volverse terminal. El Socialismo Democrático, que hoy también vive los efectos de una progresiva pérdida de identidad, debiera observar con atención el dramático escenario en el que se encuentra la DC.