Mientras Trump se sale de las casillas, Netanyahu busca ser “el salvador” de Medio Oriente y el líder supremo de Irán amenaza con represalias, hay un actor silencioso, pero crucial, en el tablero: China.
Lejos de las cámaras, Beijing ha desplegado una estrategia paciente que busca la estabilidad de Medio Oriente, región clave para sus ambiciones globales y su seguridad energética.
China ha construido vínculos económicos profundos con Irán. En 2021, ambos países firmaron un acuerdo de cooperación estratégica por 25 años, que incluye inversiones chinas por más de 400 mil millones de dólares en sectores como energía, infraestructura y tecnología.
Teherán, golpeado por las sanciones occidentales y debilitado política y militarmente, ve a China como un socio vital para mantener su economía a flote, mientras el gigante asiático asegura acceso preferente a recursos críticos, especialmente gas y petróleo, para una economía que también enfrenta sus complejidades.
La estabilidad regional no es un lujo para China, sino una necesidad. Cerca del 40% de sus importaciones de crudo provienen del Golfo Pérsico, y cualquier alteración prolongada en el Estrecho de Ormuz afectaría directamente a su economía. Irán, en tanto, sabe que un bloqueo del estrecho sería autoinfligir un daño a su propia economía y enemistarse con otros socios comerciales de la región que necesitan sus recursos.
Para China, un conflicto regional abierto amenaza no solo su seguridad energética, sino también su ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta, que contempla a Medio Oriente como un corredor logístico. Por lo mismo, ha desarrollado relaciones con todos los polos de poder en la región: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e incluso Israel. A su vez, su creciente rol como mediador —como el restablecimiento de relaciones entre Irán y Arabia Saudita en 2023— muestra que China no busca solo recursos, sino también influencia política.
Beijing no desea una guerra en Medio Oriente, pero tampoco quiere que Estados Unidos recupere el protagonismo que lentamente ha ido perdiendo. En silencio y sin estridencias, avanza en su plan de mayor influencia económica y política.
Para Chile, observar el conflicto actual no solo es relevante por los efectos en el alza del petróleo, sino para observar (y aprender de) la estrategia de relacionamiento e influencia de una China que aspira a ser la principal potencia global.
Jorge Sahd K.