Una cifra históricamente baja registró la inflación en Argentina durante mayo. El Índice de Precios al Consumidor anotó un alza de 1,5% respecto de abril, lo que representa el menor aumento mensual desde 2020. Con ello, se consolida un proceso de disminución inflacionaria que representa un alivio importante para los argentinos y un genuino éxito para la administración Milei y el Banco Central.

Los procesos de desinflación han sido históricamente difíciles en el mundo, tanto por las presiones políticas y sociales que dificultan el inevitable ajuste fiscal como por los costos macroeconómicos derivados de la menor actividad que normalmente los acompaña. En el caso argentino, el gobierno ha sorteado bien ambos fenómenos, en parte, gracias a la claridad de su mensaje de campaña, comprometido con eliminar de raíz del déficit público.

A su vez —y luego de algunos trimestres de baja en la actividad— la economía se encuentra hoy en recuperación, esperándose un crecimiento sobre 5% para este año. Parte de este crecimiento responde a una notoria subutilización de factores productivos, pero la economía ha ido encontrando espacios de mayor actividad que deberían persistir si continúan las reformas estructurales y si las condiciones externas permanecen en niveles razonables.

En este avance, es importante destacar el papel jugado por la eliminación del cepo cambiario, una condición necesaria para recuperar el crecimiento. En efecto, la apertura a la movilidad de capitales representaba uno de los retos más significativos, en parte, por el riesgo de una abrupta depreciación del peso argentino, con la consiguiente aceleración de la inflación. Afortunadamente, ello no ha sucedido, tanto por la credibilidad de las políticas de Milei como porque la guerra comercial —paradójicamente— ha significado una salida de capitales desde Estados Unidos a otros países, lo que ha favorecido a las monedas emergentes. De este modo, la temida fuga de dólares no se ha producido.

Con todo, la inflación en Argentina sigue siendo alta, y se espera que acumule una variación de entre 25% y 30% durante 2025. Estos números no son aceptables para un país que pretende crecer sostenidamente, pero sí dan cuenta de un proceso notable de estabilización. Los próximos pasos no serán fáciles, toda vez que la inercia en los precios y la dolarización de la economía hacen más difícil la llamada “última milla” de la caída en la inflación. El gobierno deberá perseverar en el camino seguido, sin apurar demasiado el paso, que fue el error cometido por la administración de Mauricio Macri. Este, por pretender bajar demasiado rápido la inflación, mantuvo tasas de interés excesivamente altas por mucho tiempo, agobiando la recuperación.