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Editorial
Jueves 12 de junio de 2025
Landerretche y el dilema de Tohá
Al ser parte de la misma primaria, la candidata ha atado el futuro de su proyecto a lo que ocurra con el Frente Amplio y el PC.
Controversia e incomodidad han provocado en la izquierda una serie de declaraciones del economista Óscar Landerretche, luego de que este entregara su apoyo a la candidata del Socialismo Democrático, Carolina Tohá. En ellas, Landerretche sinceró su reticencia a respaldar a Jeannette Jara o a Gonzalo Winter si alguno de los dos se impone a Tohá en la primaria oficialista. Pero no solo eso. El economista además expresó sus dudas respecto de las reales convicciones del Frente Amplio. “Me gustaría que si hay un gobierno de derecha traten de no derribarlo y convertir el país en un maldito infierno”, dijo, para luego preguntarse: “¿Estoy convencido de que eso no va a ocurrir? No, no estoy convencido”.
Las declaraciones han generado intenso debate porque expresan aprensiones compartidas por amplios sectores del país y de la propia centroizquierda: a casi seis años del estallido de 2019 y a solo tres del plebiscito constitucional de la Convención, resulta aún imposible abstraerse tanto de la legitimación que una parte de la izquierda hizo de los hechos de violencia como de su apoyo explícito a un proyecto de Constitución refundacional que tensionó al país hasta límites extremos. A la luz de esa experiencia —cuyas consecuencias Chile aún está pagando—, las interrogantes planteadas por Landerretche no solo son pertinentes, sino apremiantes.
En efecto, es claro que en 2019 una parte de la izquierda intentó interrumpir el itinerario constitucional. El Partido Comunista fue explícito en ello, cuando la misma mañana del 20 de octubre —aún humeantes las estaciones de metro arrasadas la noche anterior— su entonces timonel solicitaba la renuncia del Presidente Piñera. El Frente Amplio, en tanto, había apoyado las violentas evasiones que antecedieron al estallido y durante los meses siguientes continuó jugando a la ambigüedad, suscribiendo por un lado el acuerdo del 15 de noviembre, pero cuestionando, por otro, los esfuerzos por restablecer el orden y hasta calificando las barricadas como “legítimas expresiones de resistencia”, en palabras del entonces diputado Boric; ello, sin olvidar la presentación de una infundada acusación constitucional contra Piñera. Hasta ahora, más allá de declaraciones genéricas, no ha habido un ejercicio real de autocrítica respecto de esas actuaciones, lo que justifica la pregunta de si podrían repetirse.
Al recordar esto, Landerretche ha suscitado la molestia de los aludidos, pero también algunas expresiones de respaldo. Punzante fue en ese sentido la timonel del PS, Paulina Vodanovic. “Subyace un temor de un sector importante de la población en relación a que cuando se justifica la violencia o se ha justificado, es complejo. Entonces, a mí me parece que el Frente Amplio tiene un doble discurso”, dijo. Paradójicamente, el comando de Tohá, en cambio, se ha mostrado incómodo, intentando marcar distancia de Landerretche.
Esa incomodidad se explica porque este episodio, junto con abrir una necesaria discusión, también ha hecho patente el dilema que hoy enfrentan el Socialismo Democrático y su candidata. En efecto, el problema que subyace a los dichos del economista es que en el actual oficialismo (una coalición que, reveladoramente, carece de nombre) conviven no solo visiones políticas diferentes, sino concepciones muy distintas de la democracia. Así, mientras Tohá ha buscado reivindicar la antigua Concertación, mueve a Winter el espíritu refundacional que instaló al actual gobierno en el poder, en tanto Jara representa posiciones en varios aspectos incompatibles con el orden democrático liberal, como lo mostraron sus dichos respecto de Cuba. Ante ello, no es extraño que potenciales votantes de la exministra del Interior se resistan a apoyar a alguno de sus adversarios si ella pierde. Pero también de este modo queda revelada la contradicción de fondo que existe entre el esfuerzo emprendido por Carolina Tohá para relanzar un proyecto de centroizquierda y su alianza con esa izquierda radical de la que muchos en su sector fundadamente desconfían. Al ser parte de la misma primaria, la candidata ha atado el futuro de dicho proyecto a lo que ocurra con el Frente Amplio y el PC, arriesgando no solo una eventual derrota electoral, sino la pérdida de identidad política y el desconcierto de sus adherentes.