A propósito del discurso del Presidente Boric y la disociación entre lo que dice y lo que hace, me acordé del discurso de Reagan en Berlín.
El 12 de junio de 1987, Ronald Reagan visitó Berlín y frente a la Puerta de Brandenburgo, que dividía la Alemania comunista de la democrática, pronunció el que sería denominado como “el discurso que definió una presidencia”. En él, le dijo a Gorbachov —el entonces presidente de la Unión Soviética—: “Mr. Gorbachev, tear down this wall” (bote este muro).
Esa frase la redactó su speechwriter Peter Robinson, y según él relata, haciendo su trabajo de campo en Alemania para preparar ese discurso, el servicio diplomático americano le había advertido de no hablar del muro, porque ya no era un tema relevante para los alemanes y podría enojar a los soviéticos. Pero en la misma visita va a comer donde unos amigos berlineses de su padre y les pregunta si es efectivo que el muro ya no es tema, a lo cual la dueña de casa reacciona airada y le dice que tiene familia a pocas cuadras de su casa que no puede visitar, porque hay un muro, y acto seguido, le dice algo así como: “Si Gorbachov habla en serio de perestroika (reestructuración económica) y glásnost (transparencia gubernamental), que bote ese muro infame”.
Robinson anotó la idea e incluyó la frase en el borrador original del discurso y fue destacada por Reagan en su revisión, pero la burocracia diplomática la eliminó del texto definitivo. Reagan en vuelo a Berlín pide el discurso y, leyéndolo, echa de menos la frase y pregunta por qué la sacaron, y los diplomáticos repiten las razones. El presidente manda a llamar a Robinson y este le relata la historia, y entonces el presidente, algo molesto, preguntó: “¿Quién va a pronunciar este discurso?”. “Usted, señor presidente”, contestó el resto. “¿Y quién manda aquí?”. “Usted, señor presidente”. “Entonces, pongan la frase”, ordenó Reagan.
Entre la dama alemana, Robinson y Reagan tenían claro algo simple. Si Gorbachov era distinto, y quería la apertura democrática para su país, respetar los derechos humanos y liberar la economía, tenía que demostrarlo con actos y no con palabras, y nada más simbólico que derribar un muro que transformaba un país en una cárcel y dividía a un pueblo entre la libertad y el comunismo. Gorbachov lo hizo y el mundo cambió para siempre.
Por eso, si el Presidente Boric habla en serio, es hora de que demuestre con hechos lo que dice. Si efectivamente es un demócrata, no puede tener al Partido Comunista a cargo de la educación de nuestros hijos, de la justicia del país y del trabajo de las personas. Es como poner pedófilos a cargo de la Defensoría de la Niñez. ¿Nunca leyó de los trabajos forzados en el Archipiélago Gulag, o no se enteró de los procesos de reeducación de Mao y Pol Pot, ni qué decir de los juicios a cargo del Che Guevara o las ejecuciones sumarias de Beria?
Si respeta las instituciones y quiere promover la inversión, no permita que el Gobierno se comporte como un tinterillo de cuarta categoría con el proyecto Dominga. Todo el mundo minero está viendo lo que hacen y toman nota. Bachelet ya perdió su equipo económico completo cuando la rechazó inicialmente, pero se entendía que quería evitar el bochorno en que la había metido su nuera, pero con el tiempo transcurrido y las resoluciones judiciales contundentes, ya basta de desacatos.
Si es verdad que está en contra de la violencia y cree en la igualdad, queréllense contra Queipul y demás adláteres de Temucuicui que confesaron en público que le dispararon a la ministra del Interior.
Si es verdad que lo suyo es el respeto por la dignidad de las personas, revise las sentencias de los condenados en Punta Peuco. Hay al menos 100 que tienen más de 80 años. Revise las sentencias de los uniformados post 18 de octubre para que también indulte a condenados en juicios que tuvieron más de linchamiento que debido proceso (Patricio Maturana, Carlos Robledo, José Faúndez, etc.).
Si va en serio con eso de la permisología, averigüe quién paró la construcción del metro y hospitales por unos restos arqueológicos pueriles, quién detuvo los proyectos inmobiliarios por unas lagartijas, quién rechazó proyectos millonarios por unos naranjillos, y despídalos. Mande una señal que no aceptará el abuso y descriterio de parte de funcionarios del Estado.
Si de verdad cree en el respeto por las personas y la virtud del diálogo, no le dé 6 días a la discusión de una ley de eutanasia, ni use el aborto como arma política en año de elecciones.
En definitiva, si va en serio y es de verdad lo que dice: “bote ese muro”.