El Presidente Gabriel Boric ha presentado su última Cuenta Pública, honrando su cargo con un discurso elocuente, colmado de reflexiones maduras, inteligentes, cultivadas y profundas, que resume bien el legado de un joven político que se ha enaltecido en el ejercicio de la jefatura del Estado, al mostrar solidez frente a las muy difíciles circunstancias en que le ha correspondido asumirla.
Entre numerosas realizaciones de su gobierno en todos los planos y especialmente en el ámbito de la salud, bien resumidas en su discurso, el Presidente de la República ha destacado aquella que, de completarse exitosamente, constituirá sin duda su mayor legado en el plano económico y político: el haber ejercido plenamente su autoridad, entregando a Codelco la exclusividad en la explotación del principal yacimiento de litio, a partir del vencimiento próximo del contrato que lo mantiene en manos de una empresa privada.
Gracias a esa decisión del Presidente, esta última concurrió a un acuerdo que, con efecto inmediato, entregará dicha explotación a una empresa controlada por Codelco, que se convierte así en líder mundial no solo en la minería del cobre, sino también del litio.
De este modo, el perseverar en el ejercicio pleno de sus facultades para asegurar la feliz concreción de esta medida en lo que resta de su mandato, lo que es posible y probable, resulta clave para el legado del Presidente Boric. Ello es necesario, puesto que, como es de esperar en una medida de tan alto impacto, esta ha enfrentado resistencias de parte de actores variopintos, tanto en sus orientaciones políticas como en sus motivaciones.
Por otra parte, parece, asimismo, indispensable que el Presidente deje sin efecto la pretendida entrega de salares “pequeños”, sin siquiera explorarlos previamente y mediante una “licitación restringida”, a privados que poseen concesiones de otros minerales en los mismos, uno de los cuales es, además, el más tenaz opositor al acuerdo antes mencionado.
La importancia de las medidas referidas, enmarcadas en lo que el Presidente ha denominado Estrategia Nacional del Litio, que recupera y reserva su explotación exclusiva a empresas del Estado o sociedades controladas por estas, supera con mucho el ámbito económico. Muestra un camino para acabar con el mayor abuso y la principal distorsión originada el 11 de septiembre de 1973, que consiste en la apropiación por parte de grandes mineras, sin pago significativo, de recursos que pertenecen al pueblo y la nación y que, solo medido por el valor del cobre que extraen anualmente, equivale a la mitad de los ingresos totales del Estado.
Por el contrario, otra medida que el Presidente ha presentado como un logro, en lugar de “moderar”, incrementa brutalmente el segundo mayor de estos abusos: desviar cotizaciones previsionales equivalentes a un quinto de los ingresos del Estado, para financiar negocios de empresarios.
Estas reformas necesarias, cuya postergación es la causa de la crisis política nacional en que se debate el país y que torna la vida insoportable para la ciudadanía toda, quedará mayormente pendiente en el legado del Presidente Boric, al igual que el de todos los gobiernos democráticos que le antecedieron, sin perjuicio de sus encomiables realizaciones.
Manuel Riesco