También soy de una generación que se fascinó con los monitos animados japoneses. Más que la inspiración de Kurosawa, el honor de Mitsumi o incluso la curiosidad de Godzilla en Cine en su Casa, el arribo de Dragon Ball provocó pasión. De raza saiyajin, Goku llegó a la tierra confundido. Sufrió de amnesia, por lo que anduvo más perdido que power point de la Dipres. Pero capítulo tras capítulo uno alucinaba con su evolución. De a poco descubría sus superpoderes. Verlo transformarse en Súper Saiyajin emocionó a mucho corazón infantil.
Hablando de amnesia, ¿recuerda cuando Chile crecía con vigor? Le doy algunos números para poner la duda en contexto. Entre 1990 y 2024, el mundo creció en promedio 3,38%. Entre 1990 y 2013, solo en 5 años Chile tuvo un resultado por debajo de ese nivel. Desde entonces, en 9 de 11 años defraudó. Eso es un cambio estructural.
Pero las malas noticias no terminan ahí. Quizás por la inercia de décadas de éxito, la evolución del gasto público no se ajustó a la nueva realidad. Una mezcla de incredulidad y negación entre la clase dirigente explicó el descalce. También contribuyó ese principio económico que dice que cuando la economía no anda bien, la política fiscal contracíclica tiene que compensar. El problema, claro, fue que un año malo fue seguido por otro malo y otro malo y otro malo. Eso no es ciclo, sino regularidad. Ha tomado demasiado tiempo a la política reconocer esa verdad (y responsabilidad).
El resultado está a la vista: acumulación de déficits, incumplimientos de la regla de balance estructural y un aumento significativo de los pasivos fiscales. Le dejo dos cifras. En diciembre de 2014, la deuda alcanzaba el 15,02% del PIB. En diciembre del 2024, un 41,65%. Si quiere más detalles, lo invito a leer los informes del CFA que han alertado reiteradamente del fenómeno. Pero no parta por el último, mire que se va a deprimir.
¿Es tal aumento de deuda en tan corto tiempo, sumado al estancamiento del producto, una anomalía a nivel mundial? La verdad es que no… si es que Chile estuviese ubicado en África. Y es que solo una docena de países en el planeta combinan estadísticas más preocupantes en esos temas que las locales a partir del 2014. La lista incluye: Angola, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Liberia, Namibia, Sudáfrica, Sudán y Túnez.
La cosa no puede seguir así. Por suerte, el 2025 ofrece la oportunidad de tener un debate honesto respecto de lo que no fuimos y de lo que podemos aspirar a ser. Y es buena señal el cierto consenso que se observa entre quienes postulan a La Moneda en cuanto a promover la inversión privada, el crecimiento y brindar más atención al tema fiscal. Ahora, ¿existe real conciencia del tamaño del esfuerzo requerido? Veremos. Y mientras esperamos, apelemos a nuestros recuerdos infantiles: a lo Goku, quizás la siguiente administración logre desempolvar nuestros superpoderes y transformar a Chile en Súper Saiyajin.