Señor Director:

Vengo saliendo de un episodio en la urgencia de una clínica privada. Todo salió bien en términos de salud, pero luego viene la cuenta. Decenas de hojas con el detalle del cobro; múltiples subcuentas, duplicidades y diferencias. Sin duda hay una gran pérdida de valor en que cada paciente intente entender una cuenta inentendible, es David contra Goliat. Los cobros debiesen arreglarse entre el prestador del servicio de salud y las aseguradoras que haya contratado el paciente, ya sea Isapre, Fonasa o seguro complementario.

Con fuerzas equilibradas en conocimiento y poder, funcionaría mejor este mercado, donde el sobreprecio está a la orden del día, porque al final nadie sabe bien quién lo paga.

María Fernanda Ortúzar P.