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Editorial
Sábado 25 de enero de 2025
Trump, la primera semana
Desde sus medidas iniciales hasta sus definiciones en una videoconferencia con e Foro de Davos, las señales del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dan cuenta de un plan económico cuya implementación avanza de modo decidido.
La llegada de Trump a la Casa Blanca en su segundo mandato, dista mucho de lo que fue la primera vez. Las acciones han sido ahora rápidas y preparadas.
El mismo 20 de enero, con una orden ejecutiva, delineó un conjunto de medidas que definen el nuevo marco integral de políticas comerciales y económicas de su administración. En los esencial, priorizan a los trabajadores estadounidenses, la seguridad nacional y el crecimiento, bajo el título de título de ''Estados Unidos Primero''. La estrategia apunta a impulsar la inversión y la productividad.
El desarrollo de tal agenda implica primero abordar los déficits comerciales y eliminar cualquier práctica desleal. Para dichos efectos, los Departamentos de Comercio y del Tesoro, en conjunto con la agencia de Comercio de EE.UU. (USTR), investigarán déficits comerciales persistentes, manipulación de divisas, impuestos discriminatorios y prácticas comerciales de otros países que se considere atenten de forma injusta contra los intereses estadounidenses. Para resolver estas situaciones, la administración recibirá recomendaciones de acción por parte de sus equipos, incluyendo aranceles, revisión de acuerdos comerciales y otras medidas específicas.
Un segundo tema central son las relaciones con China, cuestión que, en rigor, ha sido parte de la agenta norteamericana por más de una década. Pero ahora, la USTR y el Departamento de Comercio revisraán en profundidad el estricto cumplimiento de los acuerdos comerciales, abordando eventuales violaciones de propiedad intelectual y elusión de cadenas de suministro, materias que han alimentado el debate político de los últimos años, pero hasta ahora obviadad por las autoridades. De identificarse este tipo de prácticas, se prppondrían cambios legislativos para proteger los intereses de Estados Unidos.
Lo anterior se complementa con medidas asociadad a la revisión de la base industrial del país, que pueden desencadenar ajustes en las importaciones para proteger la seguridad nacional. También se evaluarán los controles de exportación y su aplicación para garantiar el liderazgo tecnológico y prevenir transferencias a rivales estratégicos. Las revisiones abordarán productos falsificados, contrabando, migración ilegal y subsidios extranjeros que distorionen las compras del gobierno federal.
Desde la Casa Blanca se argumenta que todo esto fortalecerá la economía de EE.UU. Sin embargo, existe poca atención a las consecuencias globales involucradas. Desde ya, cabe advertir que una implementación discrecional o con mínimo fundamento técnico de este tipo de medidas podría a fectar el potencial crecimiento de la primera economía del planeta.
¿Hacia una ''época dorada''?
Los niveles de crecimiento de los EE.UU en los últimos años han sorprendido al mundo. De acuerdo con el FMI, se estima que en 2024 el producto expandió un 2,8% y se anticipa una variación de 2,7% para 2025. El desempleo se sitúia en torno al 4%, mientras la inflación en doce meses acumula un 2,9%.
La visión que Trump expresó en su intervención telemática en Davos parece inconsistente con esas cifras. En efecto, el mandatario describió la situación actual de su país como de ''caos'', atribuyéndola a la acumulación de deuda, regulaciones innecesarias, impuestos y la crisis migratoria. Es correcto identificar los graves desafíos que plantea cada uno de estos temas, pero difícilmente ellos delinean un escenario de caos.
Como sea, para hacerse cargo del cuadro descrito en su discurso, el Presidente confirmó la creación del Departamento de Eficiencia Estatal y una agenda de eliminación de regulaciones, y declaró una emergencia nacional energética para aprovechar los recursos de petróleo y gas existentes. Esto último, en el mediano plaz, podría contribuir a reducir la inflación. Las consecuencias sobre el medio ambiente no son parte de sus preocupaciones. En cualquier caso, el impacto de esta agenda sobre el desarrollo de la industria en general y la tecnológica en particular será una de las métricas con que se evaluará l gestión de Trump.
A lo anterior, el mandatario sumó el anuncio de reducciones de impuestos para trabajadores y empresas locales, tema central de su campaña. Además, llamó a las compañías foráneas a producir en los EE.UU., aprovechando la evetual reducción de tributos y advirtiendo el riesgo a que se enfrentan en materia arancelaria. También demandó a la OPEP reducir el precio del crudo, lo que, dijo, no solo facilitaría el término de la guerra en Ucrania (esto, por el golpe que un menor precio del petróleo implicaría para la economía rusa), sino también la reducción de las tasas de interés en el mundo.
En materia de migración, recordó su decisión de declarar una emergencia en la frontera de México. Ello significó detener la entrega de visas de asilo y destinar un mayor contingente de segurida en la zona. El impacto sobre el mercado laboral de este tipo de medidas ha recibido la atención de los técnicos, pero no así de la administración Trump.
Finalmente, aludió a sus medidas para terminar con las políticas de diversidad e inclusión, tanto en el sector privado como público, bajo el argumento de promover el mérito.
El conjunto de acciones es amplio y profundo. Su apuesta es configurar las bases de una ''época dorada'' para los Estados Unidos. Es una promeda arriesgada, que genera grandes dudas. El logro de los resultados durantes sus dos primeros años, en los que se dispondrá de mayoría republicana en el Congreso, será su prueba.