Señor Director:

Vivir con miedo. Así estamos hoy en Chile. Nos invade una premonición de temor y desamparo ante reiterados portonazos, asaltos, robos, secuestros, asesinatos, usurpaciones, más un larguísimo etcétera. El miedo se retroalimenta en espiral. Ya está instalado en nuestro diario vivir, infiltrado como una contagiosa epidemia social.

Una reciente encuesta arroja que la sensación de inseguridad ciudadana supera el 90%. Entretanto, nuestra Constitución nos garantiza “vivir en un entorno seguro y libre de violencia”, y agrega “el derecho a la integridad física y psíquica de la persona”. Letra muerta.

La sola percepción de vivir en una atmósfera de miedo, es mil veces más potente que el propio evento de inseguridad. Desde allí se explica el explosivo aumento en consumo de psicofármacos (incremento de 90% en los últimos dos años) recurriendo a auxilios laterales que antes no fueron necesarios para vivir en un ambiente de razonable tranquilidad.

Pero si el miedo es nocivo a nivel personal, también es paralizante en el plano económico. Detiene o posterga la inversión empresarial y con ello rompe esa virtuosa cadena de crecimiento-empleo-remuneraciones-bienestar general-movilidad social.

Es urgente enfrentar el miedo para detener todas sus dañinas consecuencias.

Fabio Valdés C.