Contra Albania y Francia serán los primeros del nuevo DT de la Roja, Ricardo Gareca.
La evaluación que recibirá el seleccionador estará teñida por los resultados. Pero más importante que eso es la forma como parará el equipo y su propuesta técnico-táctica, la que seguramenrte no dejará a todos contentos porque en estos pagos hay mucho idealismo malsano en ese tema.
Antes de jugar esos encuentros hay señales más o menos claras del perfil que intentará imprimir el DT. Sus primeras lecciones ya fueron reveladas.
En su paseo de entrevistas por varios medios de comunicación, Gareca demostró que no se expone a quedar preso de sus palabras. A diferencia de Reinaldo Rueda, quien un día señaló tajante que “mientras yo esté aquí, Angelo Sagal será titular”, o Eduardo Berizzo, quien nunca echó pie atrás en su descarte a Claudio Bravo luego de que el portero rechazara uno de los llamados; el exseleccionador de Perú ha dado muestras de que una cosa es tener convicciones y otra es llevarlas a niveles obsesivos e irreductibles.
El “Tigre” es un tipo pragmático. Y así se pudo observar en la convocatoria para los amistosos que vienen.
A diferencia de su antecesor, no dio por cerrada la puerta a la citación de jugadores de la generación que va en retirada. De hecho reconoció que sostuvo conversaciones con jugadores que hace rato no están en el equipo, como Claudio Bravo, Mauricio Isla, Eduardo Vargas, Marcelo Díaz y Eugenio Mena, aunque en el momento de entregar la lista solo el portero de Betis, el lateral de Independiente y al delantero de Atlético Mineiro fueron incluidos para jugar ahora en Europa. Y por razones atendibles. No solo por ese sentimiento de valoración extrema hacia figuras de relevancia histórica: Bravo había vuelto a las citaciones en su equipo, Isla es fijo en Avellaneda y si bien Vargas no juega hace rato, es del gusto del DT, quien tiene el legítimo derecho de analizar in situ su rendimiento.
No es todo. Gareca fue muy estricto respecto del desarrollo de los jóvenes, quienes igualmente están en la mira permanente de la selección pese a que no incluyó en su primera convocatoria a Alexander Aravena, Lucas Assadi y Damián Pizarro, aunque sí a Diego Osorio, Nicolás Fernández, Cristián Zavala, César Pérez y Thomas Galdames. Fue una señal potente de que las nóminas se hacen de acuerdo a los momentos y no al simple deseo de “proyectar” jugadores. Para él, y se debe subrayar, hay que valorar el rendimiento en el momento de la competencia.
Que finalmente, debido a las bajas por lesiones (Palacios, Pulgar) o por los lamentables y preocupantes problemas de salud como el de Javier Altamirano, Gareca terminara “echándose para atrás” y citando a Aravena, Assadi y también a Ben Brereton, quien a su irregular momento en Inglaterra, el DT le sumó su incapacidad para comunicarse en español; habla de un entrenador que no tiene freno ante eventuales críticas por su inconsecuencia. Su trabajo no es pelear por morir con la suya, sino que adaptarse a las circunstancias.
No es poco lo que ya sabemos de Gareca. El resto se irá revelando en los desafíos que se aproximan.