No son meras especulaciones ni teorías conspirativas. Maduro cuenta en Chile con una poderosa red de protección, tanto pública como oculta, capaz de recoger información sensible en condiciones privilegiadas para defender a su régimen, realizar operaciones encubiertas y de contrainteligencia destinadas a vigilar, perseguir y presionar directamente a exiliados, o indirectamente a través de sus familiares domiciliados en Venezuela.

Maduro dispone de leales aliados en el gobierno chileno, algunos influyentes, otros situados en áreas sensibles. A la vez, suma dirigentes oficialistas que lo respaldan, algunos en la oscuridad, otros públicamente, como es la situación del Partido Comunista, a cuyas reuniones asiste con frecuencia el embajador venezolano. Además, Maduro tiene condiciones especiales para servirse de agentes legales e ilegales, con residencia permanente en Chile, y de “agentes visitantes” para supervisión y operaciones específicas, pues en el caso venezolano ingresan, salen y desaparecen, clandestinamente, por descontroladas fronteras nacionales, con posible apoyo del gobierno boliviano, firme defensor del régimen bolivariano.

Son agentes legales del régimen venezolano sus numerosos diplomáticos acreditados ante la Cancillería, en Santiago: secretarios, ministros consejeros, agregados civiles y militares, funcionarios consulares, que quintuplican la escuálida misión chilena en Caracas.

Son agentes ilegales los que no cuentan con cobertura e inmunidad diplomática. Pueden participar en esta categoría hasta ejecutores que no saben para quién trabajan, personas y mafias que obedecen al mejor postor. Se sabe el fácil acceso del gobierno venezolano con la más mortífera organización delictual que opera en el país, el Tren de Aragua, uno de cuyos miembros, Walter Rodríguez, sirvió al régimen de Maduro y es buscado por la PDI como artífice del secuestro y asesinato del teniente Ronald Ojeda, refugiado político, escapado de la prisión donde están encarcelados los militares disidentes del gobierno de Venezuela.

Habría que recordar que, coincidentemente, en febrero fue acribillado en Madrid Maksim Kuzminov, piloto militar de helicóptero ruso, desertor, refugiado en España.

La inteligencia venezolana cuenta con entrenamiento, estrecha colaboración e información compartida proporcionada por Rusia, Irán y Cuba, expertos en operaciones encubiertas, penetrar servicios de inteligencia extranjeros y efectuar trabajos remotos de interferencia de comunicaciones, sustracción de información, envío de instrucciones y transferencias de financiamientos desde lugares seguros para estos propósitos, Caracas, Moscú, Teherán y La Habana.

El complejo entramado y redes de protección de Maduro en Chile es capaz de dificultar investigaciones sobre sus operaciones en perjuicio tanto de la seguridad nacional como la de chilenos y venezolanos residentes.