El reciente triunfo de Donald Trump en las primarias republicanas de Carolina del Sur ha dejado a su única rival, Nikki Haley, en una difícil posición. Mientras el expresidente obtuvo el 60% de los votos, la exgobernadora —precisamente— de este estado y exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, logró solo el 40%.

Hasta ahora, Trump ha ganado todas las primarias de su partido —hoy será el turno de Michigan— y esto hace pensar que esa tendencia no debería sufrir ningún cambio. Por su parte, Haley dijo que continuará en competencia —al menos— hasta el llamado “supermartes” del próximo 5 de marzo, cuando quince estados realicen sus primarias.

¿Haley tiene alguna opción real de imponerse en el “supermartes”? Es poco probable. De hecho, hay una alta posibilidad de que ese día ella baje definitivamente su campaña por lograr la nominación republicana.

Trump se ve como una figura imparable, capaz de captar el apoyo de la mayoría de los republicanos de manera clara y contundente. Sin embargo, lo cierto es que Nikki Haley está jugando un rol clave en este proceso, como contrapeso a Trump.

Cuando en 2016, Trump entró a la competencia de las primarias republicanas, muchos pensaron que se trataba de una broma. Pero, siendo un absoluto “outsider”, logró imponerse a políticos profesionales de larga trayectoria y comenzó a “apropiarse” del Partido Republicano. Algo que en su momento generó las críticas de figuras como los expresidentes Bush, el ex secretario de Estado Colin Powell, y del actor y exgobernador de California Arnold Schwarzenegger.

En este contexto, Trump ha demostrado su capacidad para lograr un mayoritario apoyo dentro de las filas republicanas, ya sea por convicción o por temor a que las bases “trumpistas” acaben con la carrera de algún disidente.

Por eso muchos consideran importante la lucha que Nikki Haley está dando en contra de Trump. No solo representa el espíritu original del partido (distanciándose del “trumpismo” radical), sino que ofrece una carta electoral seria, confiable y de claras garantías democráticas.

De hecho, ella misma ha dicho que “esto no es una elección al estilo soviético, con un solo candidato”, en directa referencia al exmandatario.

En un Estados Unidos profundamente polarizado, Trump tiene un alto respaldo, que más temprano que tarde dejará a Haley fuera de la competencia. No obstante, para un sector ella representa la esperanza de que el Partido Republicano, más allá de sus diferencias internas, en algún momento retome el camino de políticos republicanos como Theodore Roosevelt, Robert “Bob” Dole, Ronald Reagan, George H. W. Bush o John McCain. Mientras tanto, solo queda esperar los resultados del “supermartes”.