No me disgustó el trabajo de Chile ante Perú en el preolímpico. No quiero decir que me gustó o que fue un muy buen partido de los Sub 23, solo digo que no me disgustó. Lo que me disgustó, obviamente, fue el resultado: era el rival a ganar, afectado por muchas ausencias importantes y reforzado por muchachos de menor edad que Sub 23. No solo no le ganamos, sino que, además, perdimos. Al final, nos contentaba un empate.
Pero tampoco se puede obviar, hacerse el leso, con el hecho de que Diego Romero, el arquero de Perú, fue el jugador de la cancha, un héroe en defensa de su arco. En el primer tiempo le puso su nombre al 0-0 y en el segundo confirmó el triunfo, saliéndole incluso a los pies a Damián Pizarro en una acción suicida.
O sea, Chile llegó. Más que falta de profundidad ofensiva o impericia de los atacantes rojos, la explicación del cero está en el golero rival. Este es un hecho, como también lo es que el equipo debe dar más (frente a rivales más completos que Perú) en esos aspectos: no es un equipo juvenil, en proceso de aprendizaje.
Lucas Assadi, que es un jugador técnicamente dotado y con continuidad escasa en el juego, dijo después que el equipo falló “en lo táctico”, lo que puede significar más de una cosa y en lo general toca al entrenador. Su intención seguramente fue otra, pero sería bueno para su prometedor futuro que considere la opción de la autocrítica. Le hará bien.
Lo que subyace tras las actuaciones de nuestras selecciones “Sub Algo” es la realidad del trabajo local con las series menores. Ya sabemos que es un área que no es del interés directivo al nivel nacional ni de los clubes. Salvo, claro, que llegue alguna oferta por algún juvenil o algún infantil (¡por qué no!). En este tema, lo único que hace ruido es la caja registradora de las tesorerías.
A los chilenos esto nos preocupa, porque lesiona el interés de los jugadores que ven disminuidas sus posibilidades de ascender en sus carreras y, por extensión, a la selección chilena. Pero solo nos pasa a los chilenos. Y la ANFP, que es donde deciden estas cosas, está entregada a intereses extranjeros hace tiempo, de modo que esto de la chilenidad no le interesa y ha llegado a decidir que este año podrá haber seis extranjeros por equipo en la cancha. Y ahora, incluso clubes que votaron contra la nueva norma han decidido llenar el sexto cupo internacional. Sus palancas de cambios tienen dos posiciones hacia adelante y tres hacia atrás. ¿Serán coches chinos o algún Tesla de Musk?
El Sifup advirtió en diciembre que el campeonato 2024 no empezará si se mantiene la medida. Pero ahora, en enero, Gamadiel García solo dice que “deberíamos preocuparnos más en Chile de la calidad de los jugadores extranjeros que llegan, que de la cantidad”. Algo no cuadra con las dos posturas sindicales.
A Harold Mayne-Nicholls le hackearon su WhatsApp y empezaron a pedir plata en su nombre. Yo los descubrí en el acto. ¿Por qué? Porque hay cosas que uno sabe por intuición o por experiencia. Y yo sé que mi colega y dirigente es honrado y sabe escribir. A estos delincuentes les faltaban una coma y un punto seguido, imperdonable en un periodista de verdad y autor, junto con Marco Antonio Cumsille, del libro “El caso Rojas, un engaño mundial”, destapando la verdad del arquero trastornado de Chile.
Y firmó Arturo Vidal por Colo Colo. Ahí hay cosas que uno no sabe.