Fue en un almuerzo reciente que mi amigo, un tipo exitoso, mayor de 60, se sinceró. Como muchos, su preocupación por cómo evoluciona Chile viene creciendo. Partió con nada y, gracias a talento y mucho esfuerzo, las décadas de crecimiento le cambiaron la vida. Me dijo: “Con mi situación, puedo navegar años de nulo crecimiento. Estoy tranquilo. El problema es para mis hijos y nietos, para los más jóvenes”. Decidí no refutarlo. No era el momento. El estancamiento estructural de Chile impone costos a todas las generaciones, incluyendo la suya.
El deterioro en las condiciones económicas está teniendo un impacto brutal en la sociedad. No siempre se nota. Es que ha sido un fenómeno largo, un sismo eterno que ya es parte del paisaje. La gente se acostumbra. Por eso vale la pena mirarlo en perspectiva.
Le doy cifras. En Casen 2006, el promedio de los ingresos del trabajo de las personas entre 25 y 35 era casi $331.000 mensuales. Vamos ahora a Casen 2022. Mismo grupo, la misma variable: $797.000 promedio. ¡Gran aumento!, no hay estancamiento, pensará usted. Sí, más que se doblaron esos ingresos nominales, pero no se engañe. Tenemos que descontar la inflación.
Entre ambas encuestas, el IPC creció 93%. Si ajustamos por esto, el promedio de ingresos del trabajo del grupo de referencia solo aumentó 25% real entre 2006 y 2022. Y peor aún, para el tramo 25 y 35 años con algún tipo de educación superior, la Casen reporta disminuciones en términos reales. Un desastre.
Volviendo a mi amigo, una de las cosas que más lo marcó de joven fue la compra de su primer bien raíz antes de los 35 años. En el fondo, fue una señal de prosperidad. La posibilidad lo incentivó a armar su plan de vida, a hacerse cargo de responsabilidades y trabajar más duro. Le brillan los ojos cuando habla de esa casa. ¿Tendrán similar empujón las nuevas generaciones?
Con ingresos estancados y una incertidumbre galopante que golpea a los créditos la cosa se ve difícil. Además, y aquí viene el drama, el valor de los bienes raíces se pegó un salto enorme antes del 2019. Para ser precisos, el precio promedio de un departamento en Santiago centro entre el 2006 y el presente se multiplicó 2,4 veces en términos reales (IRPV). El sueño de la casa propia para las nuevas generaciones parece más distante que nunca. ¿Arriendo? Vea los precios. Una opción también súper cara.
Frente a las menores posibilidades de progreso futuro, las nuevas generaciones deberían hacerse la pregunta: “¿Y ahora quién podrá ayudarnos?”. La respuesta es parte del nuevo Chile. Más del 35% de quienes tienen entre 25 y 35 años viven con padres, suegros o abuelos. Y como hace mi amigo con los suyos, muchos pueden recibir, además de ese subsidio habitacional, “mesadas” a pesar de sus años.
Ese es un costo que el largo estancamiento está imponiendo sobre las generaciones mayores en Chile. Es un pacto tributario funesto que no pasa por el Congreso, sino por el living de la casa. Impuestos que pagan los viejos para ayudar a los jóvenes. No se lo dije a mi amigo para no arruinar el almuerzo ese día. Espero lo digiera mejor hoy domingo.