El aplauso de la hinchada de Colo Colo luego de consumarse la eliminación en la fase de grupos de la Copa Libertadores ante Deportivo Pereira estableció un parámetro: la gente que asiste al Monumental con regularidad y vio al equipo de Gustavo Quinteros durante todo 2023 sabía que vencer al modesto cuadro colombiano era muy difícil.
El desmembramiento del campeón 2022 fue notorio. Con apenas tres goles en seis partidos, dos de ellos de penal, sin desequilibrio individual de tres cuartos de cancha en adelante, con un plantel de jugadores complementarios, pero no decisivos, la tarea asomaba dura. Los albos rindieron al límite de sus potencialidades, durante 65 minutos estuvieron cerca de la victoria, ofrecieron su segunda mejor actuación del semestre (la mayor fue con Boca Juniors en Macul), pero no les alcanzó.
La gente, criteriosa, entendió el esfuerzo. Premió la concentración, la capacidad de superación, pero comprendió que no había nada que reprochar, porque al Colo Colo 2023 le falta demasiado para ser una escuadra confiable, cercana a la historia del Cacique. Claro, a una historia a esta altura añeja, porque la reciente solo destila frustración. En una zona soñada, que regaló la versión más baja de Boca de la última década, frente a un Pereira batallador, pero con escaso peso ofensivo y ultra abordable, más un pobre Monagas, avanzar a los octavos de final estaba al alcance de la mano.
Pocas veces hubo claridad y cuando las opciones surgieron escaseó la contundencia. En Venezuela y en el primer tiempo en Colombia, los albos no aseguraron. El directorio y la dirección deportiva no abrocharon los reemplazos que el plantel requería tras una sangría letal, mientras el entrenador Gustavo Quinteros, con su pública disconformidad, sin mencionar que exigió a Leandro Benegas y Ramiro González, entró en la dinámica de la queja permanente. ¿Cómo recibían el mensaje los futbolistas? Seguro que con el ceño fruncido.
Con el repechaje de la Copa Sudamericana a la vista, ante América de Minas Gerais, un brasileño de tercer orden, el directorio de Blanco y Negro requiere encontrar las fórmulas para potenciar el ataque. En el fútbol no todo es una planilla Excel. El que busca invertir en este deporte tiene que entender que no se gana plata y, por lo general, casi siempre se pierde. Con el mercado abierto, es fundamental hacer la pérdida e ir por un delantero con el cartel o la envergadura para jugar en Colo Colo.
Otra vez Chile se queda sin representantes en los octavos de final de la Copa Libertadores. Es la realidad de un campeonato local sin vuelo. Se extraña el protagonismo de las universidades. Ñublense, en la medida de sus posibilidades, avanzó al repechaje de la Copa Sudamericana, donde se medirá con Audax Italiano. A los “tanos”, Newell's les empató sobre el cierre, en un duelo donde Luca Marcogiuseppe ratificó que le encontró la vuelta a una plantilla variada y eficiente.
Casi a modo de consuelo, cuesta creer que el glorioso Peñarol terminara en su grupo en la Sudamericana sin puntos. Alberto Spencer se da vueltas en su tumba.