El empate 0-0 frente a Bolivia dejó sensaciones encontradas. Un primer tiempo complejo, en que el rival propuso un partido intenso y batallado. A Chile le costó ser un equipo corto. Careció de la pelota, hubo muchos balones divididos y los volantes nunca estuvieron cómodos. En el complemento, la Roja corrigió, los pupilos de Gustavo Costas no sostuvieron el ritmo y el triunfo estuvo cerca en al menos cuatro situaciones. En Santa Cruz de la Sierra, otra vez se evidenció la endémica dificultad de la selección chilena para anotar. Si Alexis Sánchez y Ben Brereton no están finos con el arco, sufrimos.
Se cuestionó a Diego Valdés por los dos goles perdidos, sobre todo el primero, en el que enfrentó mano a mano al arquero Guillermo Viscarra. Si hacía alguno, el pulgar del circo romano lo instalaría como una de las figuras. La evaluación destacaría que el volante del América fue dos veces al espacio a buscar una pelota a la espalda del fondo boliviano, en un pelotazo largo de Brayan Cortés y en una exquisita habilitación de Sánchez. No la embocó y las dudas persisten sobre un mediocampista de gran técnica, que no destiñe, pero no incide en el trámite.
Eduardo Berizzo tuvo jornadas de entrenamiento en Pinto Durán y definió un grupo de jugadores que afrontará los seis duelos de la eliminatoria en 2023. Sin protagonistas en la Premier League, Serie A, Bundesliga, Liga Española (Claudio Bravo por ahora no está en el plantel y se espera la firma de Brereton en el Villarreal), tres jugadores en la Ligue 1, y dos en el Championship, el camino se aguarda espinoso. Como decía Manuel Rodríguez Araneda, habrá que ponerse el mameluco.
Las eliminatorias no están lejanas. Por eso salieron los precios de los abonos para los encuentros de local. Como ante Colombia y Perú se usará el Monumental, la ANFP homologó los codos del Estadio Nacional a las tribunas Lautaro, Galvarino, Tucapel y Caupolicán, a un costo de $445.500, incluidos los cargos por servicio. Quienes asisten a esos sectores saben que la cancha no se ve entera, que con suerte se divisa el otro arco. En la Copa América 2015 y en las pasadas eliminatorias concurrí a esos tablones. Una verdadera estafa por el monto que se paga. Junto a mis vecinos quedamos con tortícolis.
Invito a Pablo Milad y a su directorio, también a sus gerencias de mayor rango, a ver a la Roja en esas ubicaciones. No sé si están dispuestos a cancelar las fortunas que se cobran por un espectáculo que no se aprecia completo. Para qué hablar de las galerías, con sus enrejados, que nos recuerdan a Guantánamo, o la mica que rodea el campo de juego y obliga al público a ver de pie un cotejo por el que pagó en promedio 50 mil pesos. El absurdo se da en tribuna Andes o Cordillera, donde se piden 891 mil pesos y los boletos no son numerados. Ir a Océano —le garantizo que tiene que verlo de pie, con las 15 primeras filas inutilizables— cuesta 1.237.500 pesos.
Si se respeta a la selección y no está el Nacional, el Ester Roa de Concepción es la alternativa. No corresponde seguir abusando de la paciencia de los hinchas. Universidad Católica demostró que es posible vender abonos y jugar en Concepción sin afectar a sus seguidores. El Sernac tiene la palabra.