Marcelo Barticciotto estaba nervioso antes de la boleta que Chile propinó a República Dominicana. Lo topamos en el ascensor de Sausalito y saludó con la amabilidad de siempre, pero con tensión. Curtido en el fútbol, no estaba exento del nerviosismo natural que sentía por el estreno de su hijo Bruno en la selección nacional. Cerca de la medianoche, cuando el 5-0 se anotaba en el registro de los estadísticos y su vástago era una de las buenas noticias de la jornada, con sus dos conquistas, otra vez lo encontramos, ahora en el estacionamiento. Venía con su familia y la obvia emoción por el soñado debut del atacante de Palestino. Aldo Schiappacasse lo hizo reír un rato, en una escena que nos recordó cuando el hoy comentarista de ESPN y radio Cooperativa era acompañado por su padre y hermano en sus primeros años en Colo Colo.
A la salida de los vestuarios del Monumental, la charla siempre se extendía. Eran otros tiempos, otro fútbol, en el que, respetando los roles, el diálogo con los protagonistas enriquecía el relato periodístico, porque el mensajero —la prensa— disponía de mayores antecedentes sobre lo que ocurría en los partidos y las actuaciones de los jugadores.
La gente de regiones acompañó a la selección. No le importa que el oponente sea de cuarto orden. El rito de ver a sus futbolistas supera el juicio crítico de los rivales. A la hora de los amistosos, no olvidemos que Chile quedó fuera de los mundiales de 2018 y 2022. El prestigio que edificó entre 2007 y 2017 (Copa Confederaciones), con el relumbrón del cuarto lugar en la Copa América de 2019, se dilapidó. Ya no se eligen los rivales.
El cuadro de Eduardo Berizzo se construye con los sobrevivientes de la Generación Dorada, el grupo de edad intermedia que aún no supera los 30 años, pero que no desplazó a los veteranos, y los jóvenes que destacan en el plano interno, con el beneficio de la duda sobre si les alcanza para las batallas de las eliminatorias. Fuera del campo enfrentó un problema grande: la decisión de Claudio Bravo, quien optó por sus vacaciones antes de venir los duelos de preparación con Cuba, República Dominicana y Bolivia. En el fútbol los hechos suelen ser el discurso más potente: Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Gary Medel dijeron presente. Espaldarazo suficiente para el “Toto”, porque como decía Obdulio Varela, “los de afuera son de palo”. Da la impresión de que este grupo, más alguna aparición que surja a partir de un alza sustantiva de rendimiento, será el que iniciará la ruta frente a Uruguay, Colombia, Perú y Venezuela.
En la cancha, el equipo comienza a dibujarse con una idea matriz: presionar en todos los sectores y competir a la mayor intensidad posible, con las bandas como espacio preferente para llegar. Ben Brereton y su triplete, en goles de autor, por su cierre desde la izquierda hasta el centro, marca presencia. Barticciotto mostró la intensidad que exhibe en la Copa Sudamericana. Vidal respetó la posición: no fue a buscar la pelota a la altura de Erick Pulgar ni a quitársela a los centrales. Marcelino Núñez reiteró que su pegada es precisa y su movilidad fundamental. Sánchez ofreció destellos y Gabriel Arias ratificó que atajando da confianza. El martes tendremos otro examen.