En abril del año pasado se instituyó el “Día del Mártir de Carabineros de Chile”, que debía conmemorarse todos los 12 de junio, según lo instruyó el general director, Ricardo Yáñez. Se remontó a la historia de Carabineros, partiendo por homenajear al primer caído en actos de servicio, el vicesargento Guillermo Aguilera, ocurrido en la misma fecha pero de 1927, y extendiéndolo a los 1.225 casos ocurridos desde entonces, agregándose los acontecidos este año.
Mártires son todos aquellos carabineros fallecidos por una acción de terceros mientras desarrollaban actividades policiales o por un accidente en mismas circunstancias; también, en actos heroicos, demostrando valentía y espontánea determinación a sabiendas de un riesgo extremo.
El hecho recordado que inspiró al general ocurrió a meses de haberse creado el Cuerpo de Carabineros, el 30 de marzo de 1927, a instancias del Presidente subrogante en ese momento, Carlos Ibáñez del Campo. Lo que vino a poner orden al sistema policial existente. Porque durante el siglo XIX se habían implementado una variedad de policías encargadas de la seguridad urbana y rural de departamentos y comunas, con finalidades diversas. Hacia finales del período, se activaron iniciativas destinadas a profesionalizar la función policial y como entonces Carabineros era una unidad perteneciente al Ejército, considerada como fuerza militar en escenarios de conflicto bélico y dependiente del Ministerio del Interior en tiempo de paz, que era lo habitual, se determinó concluir con esta dualidad. Así, las funciones que cumplió en adelante fueron las propias de la institución: guardias de palacio, mantenimiento del orden en todo el territorio nacional, con focalización en campos y caminos públicos, multiplicando sus servicios acorde con las necesidades del país.
Hoy la inseguridad preocupa nacionalmente por los altos niveles y formas de delincuencia, convenciendo transversalmente a la ciudadanía, con altísimos porcentajes según se desprende de un estudio universitario (UDD), de que vivimos diariamente aterrorizados; que se requiere combatir el narcotráfico y el crimen organizado, pero no se confía en la capacidad del Gobierno; que debe aplicarse el estado de excepción, y que Carabineros porte y use armas de fuego.
Se han adoptado medidas para mejorar, muy en parte, los dispositivos policiales, y normas que amplían el radio de sus labores. Pero de la Dirección General demandan avanzar con celeridad en una reforma que implica una modernización acorde con los estándares de la realidad delincuencial. El programa original del Gobierno establecía la refundación de la institución —algo que está vívido en sectores oficialistas—, que en segunda vuelta el candidato Boric transmutó a reforma estructural (¿?). Sin embargo, en la última Cuenta Pública hubo “mutis por el foro” al respecto, solo retórica suelta.
Instituir el Día del Mártir fue un llamado también a considerar y valorar la “difícil tarea de servir a otros”. Es una institución nacional enraizada y portadora de prestigio. Prestigio que ella misma debe honrar y los chilenos apreciar y cuidar. El Presidente dijo: “los mártires de policía son nuestros mártires”, ergo: ¡¡Mejorar las policías!!